LAS
MORADAS DE ANTONIO MACHADO EN SORIA
Julio Santamaría Calvo
En este año del centenario de la llegada de Antonio Machado a Soria, mucho se está hablando y escribiendo acerca del poeta, de su biografía y de las vivencias durante su estancia en nuestra ciudad, siendo buena prueba de lo anterior las diversas novedades editoriales aparecidas, las reediciones y actualizaciones de obras de temática machadiana que comienzan a llenar los escaparates de las librerías, por no citar las colaboraciones y artículos que casi a diario aparecen en los medios de comunicación, y bueno es recordar al poeta en este año y que se desempolven estudios, se recreen escenarios, se ofrezcan sus obras y se descubran aspectos inéditos de la vida de Don Antonio, si ello sirve además de para conocer mejor su obra y su biografía, para darle el merecido homenaje que Soria le adeuda y para hacer de este rincón castellano un referente machadiano de primera magnitud.
Sirvan
estos deseos como introducción a lo que me ha llevado a escribir estas líneas,
con las que espero no aburrir al lector, con la simple intención de aportar
algunos datos acerca de la ubicación de los lugares en los que residió el
profesor poeta durante su estancia en Soria, un asunto que siempre me ha
intrigado y sobre el que he encontrado escasa información, cuándo no errónea,
en cuanta bibliografía he consultado.
A los pocos días de su nombramiento oficial como catedrático numerario de la asignatura de francés del Instituto General y Técnico de Soria, acaecido el día 16 de abril de 1.907 y del que daba reseña el periódico local Tierra Soriana del día 25 del mismo mes, llegaba a Soria tras un viaje en el tren que hacía el trayecto Torralba-Soria, recalando en la desaparecida estación de San Francisco, desde donde fue trasladado en carro por uno de los mozos que cubrían este servicio hasta la pensión que regentaban don Isidoro Martínez y su esposa doña Regina Cuevas en la calle del Collado.
Los
autores que han estudiado el paso del poeta por la ciudad de Soria, ubican esta
pensión en el nº 54 de la calle del Collado, basándose en el testimonio oral
recogido por Heliodoro Carpintero en una conversación con Isidoro Martínez
Ruiz, dueño de la casa de huéspedes donde vino a alojarse don Antonio, “De la
estación vino a mi casa. Vivía yo entonces en el número 54 del Collado, esquina
a la calle Instituto…” siendo incorrecta esta afirmación, como se deduce de la
observación de los planos de población de la época que se conservan en la
actualidad.
Examinados
tanto el plano catastral de población de 1.868 (Manuel Oncín y Francisco
Valldeví) como el de 1.914, ambos conservados en el Instituto Geográfico
Nacional de Madrid, se aprecia que el edificio de la calle del Collado que hace
esquina con la calle Instituto es el nº 50, conservándose aún en la fachada de
este edificio un azulejo con dicho número de policía.
Un
nuevo documento que nos lleva a confirmar que la ubicación de la pensión en la
que se hospedó don Antonio Machado a su llegada a Soria estaba en el nº 50 del
Collado es la hoja de rectificación del padrón municipal de 1.905 firmada por
don Ceferino Izquierdo Caballero el 29 de Diciembre de 1.907, en la que se
indica lo siguiente: “CEDULA de empadronamiento que presenta al Excmo.
Ayuntamiento el cabeza de familia D. Ceferino Izquierdo Caballero habitante de
esta Ciudad de Soria en la calle del Collado número 50 cuarto____ parroquia
_____ año de 190__” ….
La
localización de este documento además de confirmar el número de policía
correspondiente al edificio donde se ubicaba la pensión de D. Isidoro Martínez
nos conduce a un descubrimiento inédito de sumo interés, al incluir en la
citada cédula de empadronamiento a su esposa doña Isabel Cuevas Acebes y a sus
hijos Leonor, Sinforiano y Antonia Izquierdo Cuevas (con un error en el segundo
apellido de la hija menor a quien nomina como Antonia Izquierdo Caballero), e
indicar un tiempo de residencia en la ciudad de tres meses, lo que nos lleva a
pensar que la familia Izquierdo Cuevas se instaló en la pensión de don Isidoro
y doña Regina a finales de Septiembre de 1.907, pocos días antes de que Antonio
Machado retornara a Soria para iniciar el curso escolar, conviviendo ya desde
entonces con quien sería su esposa y la familia de esta.
En
el entorno próximo de la pensión del Collado número 50 vivieron varios hermanos
de doña Isabel y de doña Regina Cuevas, como podemos ver tanto en el padrón
municipal de 1.905 como en algunos anuncios del periódico Tierra Soriana.
En concreto en el principal del número 52 de esta calle residió don Martín
Cuevas Acebes, peluquero, y en el principal del número 57 residía y tenía su
consulta don Gregorio Cuevas Acebes, cirujano dentista, hermanos ambos de doña
Isabel y doña Regina.
En
1.908 don Ceferino y doña Isabel abren una pensión en la calle de los Estudios
nº 7, a la que se trasladan don Antonio y los demás huéspedes, y en la que
residirá el profesor hasta su marcha a finales de Agosto de 1.912.
Tras
la boda del poeta con Leonor, doña Isabel adquiere una vivienda en el piso
primero del número 2 duplicado (actual número 4) de la calle de los Estudios,
con la intención de que el reciente matrimonio resida en ella, vivienda a la
que no se trasladan al no querer Antonio que la joven esposa cargue con el peso
del gobierno del domicilio conyugal , permaneciendo en el domicilio de los
padres de Leonor, si bien el poeta pasaba algunos ratos escribiendo en dicha
vivienda, vivienda en la que en 1.935 consta, según el padrón municipal de
aquel año, que en ella residía doña Isabel Cuevas, madre de Leonor y ya viuda
de don Ceferino Izquierdo.
Pasado
los rigores invernales de 1.912, Machado alquila una casita en el camino del
Mirón, desde donde sube a los cuatro vientos empujando el carrito de Leonor,
para que esta tome los aires en este entorno. Escasa descripción es esta para
intentar localizar la ubicación de esta casita, aunque podemos aventurarla en
base a la observación de los planos de la ciudad correspondientes a esa época.
Si
estudiamos detenidamente los planos existentes, desde el de Coello de 1.860
hasta el catastral de 1.914, habida cuenta que prácticamente todas las fuentes
de la época constatan el escaso crecimiento del casco urbano de Soria durante
el siglo XIX, se puede ver las escasas edificaciones existentes en el entorno
del que hablamos.
Posiblemente
se pueda haber denominado erróneamente el término “camino del Mirón”, pues era
este una vía principal que partía de la calle Santo Tomé a la altura de La
Iglesia de Santo Domingo, continuaba por la actual calle Tejera entre el
antiguo camino de ronda y la carretera de Logroño, por tierras que eran de
cultivo hasta llegar a la carretera de Logroño en el punto donde hoy termina la
calle Nuestra Señora de Barnuevo, para continuar por el que hoy y entonces se
conocía como Paseo del Mirón y llegar hasta la trasera de la concatedral de San
Pedro por la actual calle La Cruz. No había en 1912 edificaciones en los
aledaños de este camino del Mirón, salvo las existentes en las proximidades de
la Iglesia de Santo Domingo y del Barrio de San Pedro, ya que el resto eran
tierras de labor y cerradas, no resultando acertado pensar que don Antonio
alquilase una casita tan lejos de los cuatros vientos con fuertes pendientes
para llegar hasta dicho lugar, cuándo en la calle Estudios tenía su residencia
habitual y la distancia no iba a ser mucho mayor.
Cabe
pensar entonces en otra denominación para la calle o camino donde se situaba
dicha casa, y en una zona próxima al paseo que lleva a los cuatro vientos.
Descartado el propio paseo del Mirón, resguardado del viento por un lienzo de
muralla, y en el que no había más edificación que la Ermita y la casa del
Santero, poco más queda para buscar, resaltando la existencia de una “senda del
Mirón” que parte del camino de San Martín (actual calle Puerta de Nájera) a la
altura de la actual calle San Mateo y cuyo trazado limita el vallado de una casa
huerta propiedad de doña Teodora Vicén, siendo esta la única edificación con
uso de vivienda del entorno estudiado, lo que hace pensar que esta fue la
“casita” alquilada en la primavera de 1.912 por don Antonio Machado para
residir con Leonor en aquellos días en los que aún restaba esa esperanza en el
ansiado milagro de la primavera.
Llegados
a este punto, no puedo estar de acuerdo con quien afirma que en Soria no quedan
espacios que se identifiquen con aquellos en los que vivió el poeta. Cierto es
que la vivienda en la que más tiempo residió, la de la calle Estudios nº 7 ha
desaparecido, y nada queda que recuerde como era ese edificio en los albores
del siglo XX, ni su jardín interior, ni el comercio que albergaba en el bajo,
pero nos quedan los otros tres emplazamientos. Dos de ellos no han sufrido
prácticamente alteraciones, del tercero nos queda la ubicación y la tipología
que aún se conserva, la huerta hoy jardín, la casa sustituida en 1.917 por otra
de mayores dimensiones.
Sirvan
estas breves líneas para que los investigadores, de los que no me considero
sino un aficionado, profundicen si así lo desean en estos asuntos para ampliar
el conocimiento del poeta universal, y sirva también para que los sorianos
sintamos más profundamente la huella de este poeta universal a su paso por
nuestra ciudad.
Artículo publicado en Heraldo de Soria, 25 de Abril de 2007