III Premio Antonio Machado

                    III PREMIO NACIONAL ANTONIO MACHADO


Arte Visual - Arte Audiovisual - Centros Antonio Machado (España) - Poesía - Narrativa 

CURSO 2018-2019

TRABAJOS PRESENTADOS Y PREMIADOS


MODALIDAD: ARTE AUDIOVISUAL

Por: Enrique Mlina, Diego Varea, Rubén Haro y Alejandro Guijarro
Categoría A               IES Castilla

Alvaro Pardo, Nicolás Sánchez, Diego Castilla, Fernando Gómez
Categoría A           IES Castilla

Por: Alonso de Miguel Muñoz, Démien Rivero Arche, Óscar Ciria Arche, Rafael Llorente Pascual
Categoría A         IES Castilla

Vídeo: Soria pura
Por: Leire Alfaro
Categoría A  IES Castilla

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MODALIDAD: Centros de Enseñanza "Antonio Machado"

Vídeo: III Premio 

III Premio para el IES Antonio Machado de La Línea - YouTube

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II Premio para el IES Antonio Machado de La Línea - YouTube







MODALIDAD: ARTE VISUAL 


1º Premio Categoría B
Mariposa de la sierra. Iruela García. 
Escuela de Arte y Superior de Diseño (Soria)

2º Premio Categoría B
El sueño de Machado. Brando Alejandro Aguinaga Qulumba.
 Escuela de Arte y Superior de Diseño (Soria)



1º Premio Categoría A
Oh, sí, conmigo vAis. Inés Bueno Fuentes.
I.E.S.O. Villa del Moncayo


2º Premio Categoría A
Yurena Herrero Domínguez
I.E.S.O. Villa del Moncayo



Categoría B
Ana Carmen Renta Poza
Escuela de Arte y Superior de Diseño



Cateogría B
Ana de Pablo García
Escuela de Arte y Superior de Diseño (Soria)


Cateogría B
Sandra Sánchez Torres
Escuela de Arte y Superior de Diseño (Soria)

Cateogría B
Fantasía monográfica. Irene Campos García
Escuela de Arte y Superior de Diseño (Soria)

Categoría A
Ainara Iglesías Burgos 
I.E.S.O. Villa del Moncayo


Categoría A
Davinia Val Martín
I.E.S.O. Villa del Moncayo


Categoría A
Nerea Villares Sanz 
I.E.S.O. Villa del Moncayo


Categoría B
Álvaro Fernández Jiménez
Nuestra Señora del Pilar P. P. Escolapios (Soria)

Categoría A
Elsa Moreno González
IES Virgen del Espino


Categoría A
Rosario Coloma Campos
I.E.S.O. Villa del Moncayo


Categoría A
Marcos Calvo Villar 
I.E.S.O. Villa del Moncayo


Categoría A
Hirune Tello Negro 
I.E.S.O. Villa del Moncayo


Categoría A
Abel García Cacho
I.E.S.O. Villa del Moncayo


Categoría A
Claudia Raso Bueno 
I.E.S.O. Villa del Moncayo


Categoría A
I.E.S.O. Villa del Moncayo


Categoría A
Ariadna Calavia Sebastián
I.E.S.O. Villa del Moncayo


Categoría A
Andrea González Mangado 
I.E.S.O. Villa del Moncayo



Categoría A
Carla García Suarez 
I.E.S.O. Villa del Moncayo


Categoría A
Isabel Pérez García 
I.E.S.O. Villa del Moncayo


Categoría A
Cristina Jiménez Bonilla
I.E.S.O. Villa del Moncayo


Categoría A
Álvaro Alonso Carrera
I.E.S.O. Villa del Moncayo


Categoría A
Alejandro Alonso Carpintero
I.E.S.O. Villa del Moncayo


Categoría A
Nathall Rumina Quispe
I.E.S.O. Villa del Moncayo


Categoría A
Rubén Pita Pisonero
I.E.S.O. Villa del Moncayo


Categoría A
Sergio Ballesteros Domínguez 
I.E.S.O. Villa del Moncayo


Categoría A
Ainhoa Fraile Guerrero
I.E.S.O. Villa del Moncayo


Categoría A
Ángel Simeonov Ivanov
I.E.S.O. Villa del Moncayo


Categoría A
Guillermo Raso Bueno I.E.S.O. Villa del Moncayo


Categoría A
Yasmin Boughaba
I.E.S.O. Villa del Moncayo



Categoría A
Jorge Martínez Jiménez
I.E.S.O. Villa del Moncayo

Categoría A
Alexandra Elena Andrei
I.E.S.O. Villa del Moncayo


Categoría A
Iván Calvo Abad
I.E.S.O. Villa del Moncayo


Categoría A
Aroa Serrano Pérez 
I.E.S.O. Villa del Moncayo


Categoría A
Edurne Fernández Orozco
I.E.S.O. Villa del Moncayo


Categoría A
Mikel Rodríguez Alonso
I.E.S.O. Villa del Moncayo


Categoría A
Aroa Martínez Pardo
I.E.S.O. Villa del Moncayo


Categoría A
Ismael Jiménez Camazón
I.E.S.O. Villa del Moncayo


Categoría A
Carla Rubio Ciriano
I.E.S.O. Villa del Moncayo


Categoría A
Jimena Bueno Fuentes
I.E.S.O. Villa del Moncayo


Categoría A
Pablo Jiménez Moya
I.E.S.O. Villa del Moncayo


Categoría A
María Alonso Carpintero
I.E.S.O. Villa del Moncayo


Categoría A
I.E.S.O. Villa del Moncayo


Categoría A
Shirley Atienza Aldas
I.E.S.O. Villa del Moncayo


Categoría A
Paula Martínez Bonilla
I.E.S.O. Villa del Moncayo





MODALIDAD: POESÍA

1º PREMIO, CATEGORÍA A

MARÍA MORENO

IESO Villa del Moncayo

PALABRAS FRENTE AL MONCAYO

Sentimientos frente a una ventana
divisando, entre tanto, montañas.
Colores rojizos arropan al viento
el semblante de una caricia helada.

Molinos, quietos, en movimiento tranquilo,
escupen los males desde sus aspas,
atrapando en su graciosa inercia
la historia de muchas almas

Recortes suaves de entretiempos,
caminos llanos, moldeados o escarpados,
simbolizando, caprichosamente,
de mi vida ya momentos pasados.

Así percibo yo estas mágicas tierras,
que por los cristales del corazón reflejan
la congestión de la melancolía
y el revisamiento gélido de mis ideas.

Gracias, Ólvega, por tus encantos,
gracias a las tierras, también vecinos,
a las amables gentes, a vuestro paso,
y al corazón sosegado soriano.

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2º PREMIO EX AEQUO, CATEGORÍA A

BLANCA HELENA TARABA

CRA Tierras de Berlanga

LA TIERRA

La Tierra es redonda,
igual que un balón
y da muchas vueltas
alrededor del Sol.

Muchos años tiene
y si no la cuidamos,
en muy poco tiempo,
puede que la perdamos.

Miles de años estuvo limpia,
ahora fea y sucia está.
Si no queremos perderla,
tenemos que salvarla ya.

Sucios los mares están,
hay que limpiarlos ya.
Si no nos damos prisa,
muchos peces morirán.

Para solucionar estos problemas,
una opción hay:
respetar el medioambiente
y a la limpieza ayudar.

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2º PREMIO EX AEQUO, CATEGORÍA A

ANDREA POBEL CASADO

IES Antonio Machado

ESTAMOS A TIEMPO

Estoy soñando y sueño
que soy un ave escondida,
que soy un oso blanco
y una jirafa dormida.

Estoy soñando y sueño
que habito entre los robles,
que paseo por el monte
y que me acuesto entre flores.

Estoy soñando y veo
que todo era un simple recuerdo
de todo aquello que me falta
porque ya no lo tengo.

Es que mi problema no es
querer algo perdido,
sino saber que ya no está
por no haberlo atendido.


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1º PREMIO, CATEGORÍA B

DAVID SANTA CLOTILDE RUIZ

IES Margarita de Fuenmayor

PRIMAVERA DÓNDE FUISTE, PRIMAVERA DÓNDE ESTÁS

El Sol que se refleja en un arroyo;
un caballo que bebe de sus aguas;
una abeja que agita el aire, buscando flores;
una piedra rodando por las peñas;
un alto chopo desnudo
herido por el frío del invierno,
un conejo que asoma la cabeza,
un halcón mirando desde arriba,
una tierra yerma y agrietada,
unos campos que ya no no son labrados,
unos árboles que ya no dan su fruto,
un pastor sin ovejas,
preguntándose, dónde está la primavera.
¿Se la llevaría el Queiles a su paso por su pueblo,
o las gentes que tuvieron que marchar?
Quizá lo sepas buen Moncayo,
que desde tu alta cumbre lo ves todo.
¿Esconderás la primavera entre tus faldas
o quizá en tus pinos o en tus hayas?
Quizá se fue la primavera,
quizá la hiciéramos marchar,
mas el hombre no pierde la esperanza
de que vuelvan las flores al rosal.


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2º PREMIO, CATEGORÍA B

ÁLVARO FERNÁNDEZ JIMÉNEZ

Nuestra Señora del Pilar P. P. Escolapios

FRÁGIL ESPERANZA

La arena avanza con su fluir cansado,
cristales rotos llenos de esperanzas mundanas.
Los sueños se tiñen de blanco
mientras el tiempo avanza indomable.

Hemos de enfrentar nuestros pecados.
Se escuchan sollozos y súplicas,
es el viento que se siente atacado,
indefenso frente a las columnas de hollín.

Cambiemos el rumbo al que estamos derivando.
Grita el agua, con su alma teñida de negro,
entre lamentos y lloros desesperados
impotente frente al olvido imperante.

Este lugar vive agonizando.
Hogar de moscas glotonas,
inquilinas que a la tierra provocan desagrado,
pero a las que a la vez ofrece un festín tras otro.

Nuestro preciado tiempo sigue caminando,
quizás sea tarde, pero se exclama ayudad.
Una forma de corregir nuestros fracasos,
será pintar la vida de verde.

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1º PREMIO NARRATIVA. CATEGORÍA B

UN PASEO CON LEONOR

LUCÍA MUNILLA DEL RINCÓN
IES Antonio Machado (Soria)

Leonor y yo hemos vuelto a nuestra tierra. A esos campos de Castilla que tanto nos gustaban y por los que tantas veces paseamos. Y he notado el silencio. Un silencio oscuro, duro, y sin esperanza. Los campos, a los que yo tanto canté, estaban vacíos. ¿Dónde estaban los benditos labradores, los sufridos ganaderos de merinas? ¿Dónde están los niños, las doncellas y las madres? Catilla sigue siendo miserable, pero más que cuando mi amada y yo vivíamos en ella.
Comenzamos a caminar. Esperábamos encontrar a alguien que nos pudiera explicar la situación. Después de un rato vimos a un anciano, sentado en la plaza del lugar. Tenía la piel cuarteada, como si le hubiera dado el sol durante sus años de juventud. Tenías los ojos entornados. Nos acercamos y le preguntamos dónde estaban los mozos de aquellas tierras. Nos explicó que todos comenzaron a irse, las casas se fueron cerrando, las plazas se quedaron sin niños, los campos se quedaron baldíos y comenzaron a nacer malas hierbas. La tienda se cerró, el panadero ya no amasaba, el médico solo venía una vez a la semana y al maestro le dieron plaza en otro colegio. Sólo quedamos los viejos, nos dijo con amargura, ¿quién va a querer vivir aquí? Esto es la España vaciada, la España olvidada.
Cogí a Leonor de la mano y nos fuimos a buscar otras realidades. Llegamos a la ciudad. A la nuestra. A esa Soria que me cambió la vida y el ánimo. Habían pasado tantos años… Pero allí seguía su castillo guerrero, sus portales con los mismos escudos, su río Duero con la curva de ballesta, su olmo seco, el mismo herido por el rayo y su campana de la audiencia que cuando yo salía del instituto, de mis amadas clases de francés. Ven Leonor, vamos a ver tu casa. Pero no estaba. Se había convertido en un edificio de pisos mucho más modernos. Algo es algo. Pero el pulso de la ciudad era parecido. Gente tranquila, abnegada, de las que no dan problemas. Y por eso, el tiempo se ha parado. Los mozos se van, los niños comenzarán a irse, las casas se irán cerrando y las malas hierbas comenzarán a brotar. Dentro de poco, como en los pueblos, solo quedarán los viejos. Y sentí que la tristeza me paralizaba. Vamonos Leonor. Cojamos el tren y vayamos a Sevilla, a mi Sevilla. Pero, ¿qué tren? Ni siquiera se han acordado de Soria ni para el tren.
Ya llegamos. Mira Leonor, los olivares siguen dando fruto en los campos de Andalucía. Qué diferentes de esta Sevilla de la que yo dejé. Sigue estando mi Parque de María Luisa, mi Giralda, mi Torre del Oro. Pero hay vida en la calle. Todo es algarabía y gente por todas las esquinas. Y niños, y mozas y mozos, y ancianos de pelo cano paseando. Quizás es aquí donde se han ido las gentes de los pueblos vacíos. Esta ciudad no se muere, sus jóvenes no se van, sus niños seguirán jugando en las plazas y llenando de risas el aire, sus casas no se cerrarán, y no habrá malas hierbas escalando por los muros.
Y por la noche, sentado con Leonor, pensaba, la vieja Castilla se desangra, se nos muere. ¿Nadie va a hacer nada por ella? Lo olvidaba… el doctor sólo viene un día a la semana.


2º PREMIO NARRATIVA. CATEGORÍA B


EL POETA Y LA NATURALEZA


FRANCISCO MARTÍNEZ GARCÍA
IES Antonio Machado (Soria)

         Un día de primavera, paseando por el río de mi pequeña ciudad, me encontré a un hombre que vestía muy elegante y lucía un sombrero negro como el tizón. Este señor sostenía una pequeña libreta y una hermosa pluma empapada de tinta, además, estaba sentado en el pasto bajo la hermosa ermita de San Saturio, situada en una zona rocosa de aquella montaña paralela.
         Yo, sorprendido al ver a aquel hombre tan peculiar, me acerqué a él junto con mi carretilla llena de hortalizas de mi cercana huerta y le pregunté quién era. Él me respondió que solo era un hombre, que solo necesitaba inspiración y que escribía poesía. Seguido de decirme eso, me invitó a sentarme con él y me mostró algunos de sus poemas. Estos me encantaron. Y por último me enseñó lo que estaba escribiendo en esos momentos, el cual, hablaba sobre la naturaleza y las choperas del río, quejándose de lo olvidado que teníamos el Duero los sorianos.
         Después de enseñarme sus poemas, le invité a pasear por las cercanías, pero antes le dejé mi carretilla a mi hijo, que justo pasaba por el camino junto a sus amigos, para que se la llevase a casa. Paseamos durante varias horas y le estuve enseñando toda la flora y fauna que nos encontrábamos por el camino. Antonio iba anotando todo lo que le iba contando, de manera que, cuando lo llevé a cenar a mi humilde casa, junto a mi mujer y mi hijo, al terminar se puso otra vez a escribir. ¡No se separaba ni de su pluma ni de su cuaderno!
         Al día siguiente, me lo encontré otra vez en el mismo sitio donde le conocí y volví a quedarme con él. Esta vez estaba observando un fresno que se encontraba al lado del río y unos momentos después de que yo llegara, me explicó que para él la naturaleza de Soria le parecía la más bonita de España y que le daba mucha pena lo abandonada que la teníamos los sorianos. Después le pregunté en qué estaba trabajando en esos momento, y él me dijo que iba a empezar a trabajar en un Instituto como profesor, principalmente como profesor de francés.
         Pasaron los días y día tras día lo encontraba allí abajo, en San Prudencio, siempre con su libreta y su pluma, y llevando el mismo atuendo tan señorial. Me impresionaba el valor que tenía para estar en ese lugar a tan bajas temperaturas y el amor que tenía a la naturaleza, además del amor a la ciudad. Me enteré que estaba empezando a salir con una chica soriana, llamada Leonor, hija de la posadera donde él se alojaba.
Poco tardó Antonio en casarse con ella. Recuerdo que fue un 20 de julio de 1909. Yo mismo estuve en aquella boda, y en mi opinión creo que fue uno de los momentos más importantes de mi vida, ver cómo se casaba mi amigo. Pero la alegría no duró muchos años más. En 1912, Leonor falleció de tuberculosis, una de las enfermedades más peligrosas de aquella época. Posteriormente, cuando estalló la guerra civil española, Antonio se fue a Francia para huir de esta. Así que ese fue el fin de nuestra relación de amistad. Yo me quedé con la naturaleza y él con la poesía.

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1º PREMIO CATEGORÍA A

PINETA, UN VALLE VIVO
Leyre Floria García,
Miriam Mur Domper,
María González las Heras
y Lucía Orensa Roige

Colegio Salesiano
Santo Domingo Savio
(Monzón, Huesca)

Desde lo alto del valle de Pineta se observaba un espectáculo de naturaleza propio de la primavera. Los pájaros jugaban en la orilla del río, que ya no estaba congelada. Los fríos vientos invernales ya habían pasado para darle la bienvenida a la primavera. El paisaje estaba lleno de colores y vida. Se respiraba paz y tranquilidad. El cielo era de color azul intenso acorde con el reflejo que provocaba en el Cinca. La cascada nacía en lo alto de una montaña, con un agua pura y cristalina.
El Cinca orquestaba hasta el más pequeño recondijo del valle de Pineta con sus murmullos y sus silencios, discurría por este como un ser libre, adolescente e inaccesible. El sonido del viento movía las hojas de los pinos y secaba sus toscas cortezas. Y yo desde lo lejos observaba algo tan caótica y hermoso, al mismo tiempo que un huracán de sentimientos revoloteaba en lo más profundo de mí haciéndome sentir insignificante y agradecido.
Los viejos montes me observaban como almas en pena que vagaban sin un rumbo fijo y me veía reflejado en ellos. Me sentía aturdido en este enorme valle donde las montañas se perdían en el horizonte. El pequeño riachuelo seguía su curso para luego convertirse en un gran río caudaloso y poderoso. Era una pequeña estrella en un inmenso mar de astros, y dentro de mí llovía. Una tempestad de tristeza me acechaba.
La soledad me invadía por dentro, aún mirando el paisaje, sentía ese vacío tan profundo que no podía llenar con nada, como cuando la perdición llegó a mi vida y Leonor se fue de ella, estaba en paz, pero ya no. Observaba la nieve deshacerse y asomar los primeros brotes de hierba, aparentaban ser fuertes pero a la vez débiles ya que sus pequeñas raíces no iban a poder soportar todas y cada una de las pisadas de los transeúntes, que con ignorancia los destrozarían.
Las luces que resplandecían en aquel valle oscuro, fueron extendiéndose hasta formar una cúpula, que protegía cada uno de los pasos que hacían hundirme, lo que significaba que la alegría, la esperanza y la fuerza, me hacían reflexionar y aprender sobre lo sucedido.
Respiraba tristeza en todos los lugares de este valle lleno de alegría, donde lo único que yo podía recordar eran todos nuestros momentos. Tantas flores a mi alrededor y la flor que yo deseaba ya estaba marchita.
Pero así como hay más peces en el mar, yo tenía cientos de majestuosas flores rozándome los tobillos y me sentí en paz. Me sentí como si todos esos recuerdos ya no me hundieran, sino que se soltaban de mi espalda y me dejaban avanzar.
Los coloridos insectos componían canciones con sus ligeros zumbidos, y conversaban entre ellos. Los saltamontes conquistaban el paisaje brincando entre las hierbas silvestres. Una colorida mariposa salió del capullo y comenzó a desplegar sus amplias alas y a volar sabiendo que ya no estaba anclada al suelo y era libre para evolucionar y continuar su vida.

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2º PREMIO NARRATIVA. CATEGORÍA A

LA VIDA EN EL PUEBLO

ALBA BARCONES BARCA
CRA Tierras de Berlanga

Una niña llamada Alba vivía en una gran ciudad llamada Airos. Ella era muy feliz. Allí tenía sus amigos, su familia, su casa,… Pero un día, su padre fue a su trabajo de oficinista y su jefe parecía enfadado. Al final, su padre acabó despedido y Alba se puso muy triste.
Al cabo de unas semanas, su padre volvió a encontrar trabajo. Alba se puso muy feliz, pero lo que ella no sabía era que se tendrían que mudar a un pueblo llamado Berlanga de Duero. A Alba no le hizo ninguna gracia esta noticia y se enfadó con su padre. Pero, al llegar al pueblo, Alba se enamoró de él, ya que Berlanga tiene muchísima vegetación y también un castillo precioso.
Cuando llegaron a su casa, Alba estaba muy contenta y quiso salir a ver el pueblo. Su padre accedió muy fácilmente. Alba se encontró a una niña mientras paseaba por la arboleda. Se llamaba Gema y era muy amigable. Alba y ella se hicieron muy amigas y siempre iban a la arboleda, la cual estaba llena de árboles y pasaba un largo río llamado el río Escalote.
Más tarde, conoció a un niño llamado Álvaro, al cual le gustaba mucho la naturaleza y le enseño a Alba un montón de animales y de plantas que había en el pueblo.
El día en el que llegaron al pueblo era sábado y Alba tenía muchas ganas de que llegara el lunes para ir al colegio con sus amigos y amigas, ya que ella se lo pasaba muy bien con ellos y disfrutaba paseando por las bonitas calles de Berlanga.
El lunes, Alba estaba muy emocionada porque era su primer día de colegio e hizo muchos amigos. Uno de ellos era Luna. A ella le gustaba mucho patinar y siempre, después del colegio, se iba al polideportivo a patinar. Alba siempre había querido aprender a patinar y en ese momento tenía una oportunidad increíble para aprender, así que un día se fue con ella a patinar. Lun le dejó unos patines blancos con las ruedas rojas y a Alaba le gustaban mucho. Alba, aunque se caía, se volvía a levantar porque ella quería ser como Luna, así que no se rindió.
Al cabo de unos meses, Alba aprendió a patinar, se aprendió las especies de plantas que hay en Berlanga y se dio cuenta de que eso le encantaba. Le gustaba mucho la biología también, así que un día decidió irse a patinar a la arboleda donde conoció a Gema.
Alba pensaba que la vida en la ciudad era la mejor, pero al llegar al pueblo descubrió que la vida en un pueblo es mucho mejor.

OTROS TRABAJOS PRESENTADOS



A RAFAEL
Julia Burrell abadías
Soe Hbacale Malo
María Sallen Donoso
Juan Espiuga Ortiz
Colegio Salesiano Santo Domingo Savio (Monzón, Huesca)

Querido amigo Rafael, te escribo desde Monzón.
Después de acabar mis estudios decidí hacer un viaje, recorriendo España y visitando los lugares ocultos que poca gente conoce. La verdad es que andaba algo falto de inspiración, y por mucho que lo intentaba no lograba escribir ni un verso, así que decidí buscar los lugares más insólitos y recónditos empezando por Aragón. En este lugar hay mucho para explorar y el tiempo pasa demasiado rápido.
Acabo de comenzar mi viaje y ya está dando sus frutos. Como te he dicho, estoy alojado en Monzón, en una modesta pensión, ya sabes que no me gustan los hoteles y además no me los puedo costear, que ha resultado ser el inicio de la ruta. Llevo aquí un par de días y pienso quedarme algunos más. En este tiempo no he parado quieto ni un segundo, empeñado en encontrar algún lugar que me inspirase. Finalmente lo he logrado.
Pude encontrar parajes de inspiración como el Valle de Pineta y Monte Perdido, allí lo que más me llamó la atención fue el nacimiento del Río Cinca, ¿lo conoces? El río pasa por las afueras del pueblo y forma parte del día a día de la gente de Monzón. Siempre hay alguien cerca de él, y ese fue el motivo que me llevó a visitar su nacimiento, para buscar un sitio más tranquilo y desentrañar la belleza del río plasmándolo en mis textos.
Fue un paseo inolvidable. Tuve que caminar más de dos horas pero mereció la pena solo por ver el paisaje desplegado ante mis ojos. Era una visión deslumbrante para mí, tremendamente inspiradora, y supongo que cualquier apasionado de la naturaleza opinará igual. De vez en cuando me paraba a escribir alguna idea que me venía a la cabeza de repente. Debe de ser un lugar tocado por las musas. ¿Cómo no, con toda esa belleza?
La mañana había dado mucho de sí, así que decidí descansar y seguir explorando nuevos lugares. Por la tarde, cambié de aires y fui a la chopera. Soplaba una pequeña brisa y las hojas de los árboles se movían lentamente y mientras contemplaba el paisaje decidí escribir un poco sobre él.
El día siguiente era soleado y por fin, después de una excursión tremendamente gratificante, encontré lo que andaba buscando: el río Cinca. Ese río era puro y sus aguas cristalinas, ese río estaba muy bien cuidado y daba muy buena impresión de Monzón verlo. Cerca del río había unas mesas y bancos para pasar el rato, aproveché ese bonito lugar para tomar mi almuerzo y observar el precioso Río Cinca, no me importaba permanecer allí todo el día, la belleza del río me había cautivado.
No hay paisaje comparable al nacimiento del Cinca. Igual que compararnos unos con otros, comparar el Cinca con el Duero, resultaba del todo inservible. La forma en que la montaña se inclinaba ante el cauce del río, reverenciando sus aguas cristalinas y fieras, que parecían querer arrastrar el mundo a la aventura y recorrer los pueblos prestando su ayuda… era asombrosa. Mirándolo desde la distancia, aquel paraje parecía una criatura más viva que el ser latente que suelo percibir en la naturaleza. Se acentuaba la vida que allí existía, y me hacía sentir más vivo de lo que recordaba posible. Contemplando los árboles; verdes, altos, brillantes; inclinándose a la orilla del río, como bailando al son de una canción que no podía escuchar, sentí el anhelo por lo perdido, la esperanza por lo futuro, el cariño por lo pasado, y me puse a escribir lo que me dictaba mi alma.
Me acompañaron las garzas, que se paseaban por las orillas del Cinca y, de vez en cuando, contemplaban curiosas mi trabajo. Tal vez se preguntaban si las estaría describiendo, y si lo hacía bien. De haberlo hecho probablemente me hubiera fijado en su postura elegante, sus suaves plumas susurrantes y su mirada inteligente. Pero no lo hice. Mi atención se centraba en el río y en mi propia cabeza, a donde acudían sin cesar las ideas.
Oía el murmullo de las cascadas de fondo, como un eco cercano. En su curso alto, el Cinca desciende por un terreno muy inclinado y abundan las cascadas, las aguas transparentes y limpias.
Amigo, deberías venir a contemplar los maravillosos ecosistemas de Aragón. Dan mucho de sí para escribir sobre sus paisajes empedrados y sus cristalinas aguas que corren raudas por su ancho cauce. Mientras observo estos paisajes tan bonitos me inspiro para escribir poesía, la poesía surge espontáneamente en mí.
Nunca había visto un sitio igual. Aquí es todo muy impresionanteSin embargo, en el camino de vuelta a casa y durante el tiempo que he pasado aquí me he dado cuenta de la forma en que tratan al río. Hay un puñado de apasionados, tales como yo, que respetan el Cinca, su flora, su fauna y todo lo que aporta y representa. Esos son los que pasan el día recorriéndolo, disfrutando de sus aguas y su paisaje; los que protestan e intentan que los demás vean lo que ellos ven: que el río es importante, que su río es importante, y que deben cuidarlo. Pero mucha gente, lamento profundamente decirlo, no lo respeta en absoluto. A pesar de tenerlo a su lado cada día, y ver cómo empeora lentamente, no prestan atención. Es algo que siempre ha estado allí y que, creen ellos, siempre estará. No caen en la cuenta de que, por su falta de intención, el río se está intoxicando, está mermando, está muriendo. Tal vez no desaparezca del todo, tal vez siga allí siempre, pero estará como algo inerte e inservible. Algo de lo que sus hijos no podrán disfrutar. Y esto me duele en lo más profundo del alma.
Imagino, Rafael, que tu pensarás parecido. Pero ha llegado la hora de que siga mi camino, y con esto me despido. Podría seguir escribiéndote cien hojas más, pero no quiero quitarte demasiado tiempo, así que hasta el próximo destino, amigo mío.



LAS DOS CARAS OPUESTAS DE LA MONEDA MONTISONENSE

David Herbera Blanco
 Anayat Ullah Nawaz
Javier Vidaller Carbonell
David González Alonso
Colegio Salesiano Santo Domingo Savio (Monzón, Huesca)

Una mañana sombría y húmeda de invierno nos encontrábamos en la contemplada tierra de Monzón, una zona muy industrial en la que se puede observar los distintos elementos naturales que componen esta maravillosa villa.
En nuestra visita resaltamos dos tipos de paisajes totalmente distintos:
-      Las loberas con un ambiente seco y con poca vegetación y
-      la chopera donde abunda una gran vegetación contrastada por el río Cinca.
En primer lugar, iniciaremos nuestra ruta por el parque de la Jacilla, en el entorno del río Sosa, en el que predomina un ambiente primaveral a pesar de encontrarnos en invierno, en el que se nota el alargue del día, el alba empieza a clarear; cambiando las oscuras nubes por el resplandeciente sol.
Nos adentramos en un ambiente de vegetación donde la flora montisonense es propia del entorno del Cinca medio, dentro de la familia arbórea, los chopos son el árbol típico y que más abunda.
La chopera es una plantación donde la intervención del ser humano ha sido imprescindible para encontrarnos hoy con este ambiente, la cercana situación al río Cinca favorece el suministro acuático de la vegetación colindante al río ya que el agua es el principal factor limitante para el cultivo de chopos.
En esta ribera nos podemos encontrar todo tipo de herbáceos desde los más primitivos hasta los que se han ido depositando con el paso de los años, entre ellos destacan los olmos y sauces los cuales dan cobijo a una gran cantidad de aves.

Y hablando de la fauna existe una gran biodiversidad podemos encontrar anfibios como los rechonchos sapos que durante el invierno se esconden hasta llegar la primavera, reptiles como pequeñas culebras inofensivas para el ser humano, mamíferos entre los que destacan los conejos y rabosas.
En la Chopera ha habido una aparición humana la cual ha creado un pasaje donde las familias montisonenses pueden disfrutar de la naturaleza adentrándose en un ambiente calmado y esperanzador que les permite alejarse del ámbito industrial del centro.
Desde un punto de vista objetivo usaría una abundancia de adjetivación describiendo este paraje de la localidad montisonense donde como he dicho, aún estando cerca de un ámbito industrial se mantiene en perfecto estado.
Nos encontramos ahora en las loberas, el lado opuesto del paisaje del río Cinca, un paraje hostil, prácticamente sin vegetación y que nos hace sentir soledad y desesperación, totalmente contrario al paisaje del río que transmite esperanza y prosperidad.
Sus senderos estrechos y serpenteantes dan la sensación de adentrarse en un lugar sin vida.
En estos sasos, formados por y modificados por el paso del Río Cinca hace millones de años, podemos observar las diferentes capas horizontales donde antiguamente se depositaron los sedimentos y que resalta por las diferencias geológicas con su no muy lejano vecino, los Pirineos, que pocos kilómetros después de Monzón se aprecia como las formaciones empiezan a inclinarse hasta conseguir alturas de hasta 3404 metros como el gigante Aneto.

En esta época del año, podemos ver cómo van apareciendo pequeñas florecillas, amarillas y puntiagudas, que parecen dar una gota de vida y esperanza.
En toda esta extensión captamos también árboles como las carrascas, que son de hoja perenne y muy eficaz para este tipo de entorno donde el agua escasea y le obliga a fabricar esas hojas pequeñas y que no se desprenden en invierno, para poder obtener energía haciendo la fotosíntesis, es la otra cara de la moneda comparando con los chopos del Río que, al tener abundancia de agua, se pueden permitir esas hojas grandes y con fecha de caducidad.
En estos términos y en estas fechas comenzamos a ver abejas revoloteando cerca de las pocas flores jóvenes que hay.
También comenzamos a distinguir pequeños y esféricos excrementos, deduciendo que se tratan de los pequeños mamíferos muy comunes llamados conejos, donde aquí sí que encuentran su comida y consiguen hacer perfectamente sus cados.
Reconocemos también el canto de las perdices, unas aves pequeñas y con el lomo rojizo, que van en bandadas y tienen un característico cantar.
Desde estas formaciones tenemos una gran visión periférica que nos permite ver muchos kilómetros a la redonda y tener controlada toda la depresión de río Cinca. Un gran ejemplo de esta ventaja es el castillo de Monzón, donde los templarios ya se dieron cuenta de esto y lo aprovecharon eficazmente.
El sonido que genera el roce de los zapatos con la gravilla del camino permite evadirse como si se tratase de una tranquilizante melodía.
El aspecto mullido de algunas plantas invita a tumbarse y gozar de las buenas temperaturas, tan esperadas tras el invierno, pero en realidad son plantas muy rígidas que cuadran con el entorno, recordándonos otra vez el paraje hostil en el que nos encontramos y resaltando otra vez las muchas diferencias entre las ariscas loberas y la suave chopera.


LA NATURALEZA DE MACHADO
Sofía Uriol Balbín
Ana Lardiés Vilarrubí
Lucas Calderón Rojas
Juan Morillo Carnicero

Colegio Salesiano Santo Domingo Savio (Monzón, Huesca)

Si Antonio Machado se hubiera trasladado a nuestra localidad de Monzón después de la muerte de su esposa, Leonor Izquierdo, posiblemente él habría comparado su situación sentimental con los árboles del entorno de la ciudad ya que son de hoja caduca porque en su mayoría son chopos, “Populus Nigra”. Es decir, él tiene que renovarse y debería dejar de lado la tristeza que tiene por la pérdida de su amada para así poder seguir con su vida y poder superarlo, como hacen los árboles (caducos), ya que estos cambian de hojas para mantenerse renovados y fuertes.
Para hacer esto, él necesita una fuente de motivación y fuerza para superar su pasado y la melancolía que aún siente. Para la vegetación de Monzón, esta fuente sería el río Cinca ya que todo su entorno vive de este. El río Cinca, nace en el precioso y admirable Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido en el Pirineo Aragonés. Este río ha servido a lo largo de los años para suministrar a los pueblos de sus alrededores, ya que, en la antigüedad, muchos pueblos se ubicaron cerca de este por la gran fuente de recursos que suponía. Esta fuente para él sería enamorarse de nuevo o entretenerse mediante la escritura de un nuevo trabajo.
El trabajo que habría empezado estaría influenciado por el ambiente y contaminación de Monzón. Este ambiente está acorde con la naturaleza, pero sería totalmente interrumpido por las revoluciones industriales ya que en esa zona se establecieron muchas fábricas metalúrgicas, siderúrgicas y agrónomas.
Por desgracia, a día de hoy, el Cinca es un río muy mal cuidado, desde tiempos atrás, ya que allí siempre se han tirado los desechos de las fábricas cercanas (Monzón aún concentra un gran número de fábricas a su alrededor desde siempre) o simplemente basura. Por eso seguramente el lucharía con su pluma, como luego lo hizo en la guerra, por conservar este medioambiente porque entendería su gran importancia ya que habría reflejado su necesidad de tener un “río” para superar sus problemas personales en la situación de necesidad que tiene la vegetación para subsistir con el río.
Machado habría luchado por conservar la naturaleza de la zona y el río, esto se habría visto reflejado en sus obras que habrían tenido una faceta más ecológica y luchadora, en vez de tan pesimista. Encima, la lucha por estos derechos le serviría para alejarse del recuerdo de la muerte de su esposa. Seguramente, él habría concienciado a más personas para unirse a la causa ecologista, y Monzón no sería en la actualidad tan perjudicial para el medioambiente y gozaría de un río más sano. 
Gracias a sus paseos, Machado habría avistado a la especie de pájaro “el Abejaruco“, y habría asociado sus cantos con las agradables charlas que hacía con su amada, las cuales seguiría añorando aunque estos le servirían como medicina para su tristeza. Pero por la contaminación de las industrias, estas aves cambiarían sus trayectos de migración, cambiando su paso por Monzón hacia otra localidad. Entonces Machado lucharía para restaurar su trayecto original intercediendo en los planes de las industrias causantes de los gases invernadero, que producen un cambio climático descontrolado de la zona, para así volver a oír a su amada y recordarla con más alegría.
Recordando lo anterior, él sacará su vena más luchadora y política, lo cual nos hace pensar que este llegaría a ser un miembro de la escuela de Monzón, para así concentrar más poder y tener más influencia en las decisiones que se tomaran. Si esto hubiera pasado, él tendría una política cercana al pueblo que defendiera sus derechos y libertades. Por supuesto, también estaría de parte de la fauna y flora.
En cambio, en Monzón hay una ermita de la época de Machado, por lo cual, si él se hubiera ofrecido ermitaño de ésta para aislarse de la sociedad pensando que sería su cura, aislarse en ella sólo serviría para encontrar aún más tristeza y no poder superarlo nunca.
En resumen, llegaría a Monzón y tras ver la importancia de su fauna y flora y su continua destrucción, él tendría una lucha continua con el ambiente poco medioambiental de la ciudad y a la vez tendría una lucha interna por superar sus propios sentimientos melancólicos.