Fundación Española Antonio Machado
IV PREMIO NACIONAL ANTONIO MACHADO
“La educación en la protección y desarrollo de la naturaleza y el medio ambiente” Agenda 2030. 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)
Curso 2020-2021
TRABAJOS PREMIADOS
PROFESORES, PROFESORAS Y CENTROS COLABORADORES
ARTE VISUAL
1º PREMIO Categoría B
Leonor en los Jardines de Luxemburgo (París, 1911)
Silvia CLAPÉS TORRES
IES Isidor Macabich (Ibiza)
Diario de Ibiza (15/06/2021): https://www.diariodeibiza.es/cultura/2021/06/15/estudiante-ibicenca-gana-premio-nacional-53049598.html
1º PREMIO
Categoría A
Andrea De Miguel
IES San Leonardo (San Leonardo)
2º Premio
Categoría A
2º Premio
Categoría A
Vera Allué Iberico
Colegio Virgen del Pilar, Escolapios (Soria)
Álvaro Antón Ispierto, Iris Álvarez Martín, María Camarero González, Verónica López del Campo, Alejandra Herranz Martínez
IES Ramón y Cajal (Valladolid)
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POESÍA
Categoría A
1º Premio
Laura Revuelto Ruiz
IES Castilla
GÉLIDOS RECUERDOS
La tierra que te vio crecer
ya no comparte el color rojizo de tus mejillas.
Las margaritas que crecían
en la corteza de tus entrañas
ya no son más que pálidas hierbas
regadas con desesperanza.
A pecho descubierto enfrento
la presencia de este primer invierno solitario
que sin pudor me reta cuando cubre tras su manto
el reflejo de tus ojos sobre el Duero
a su paso por San Prudencio.
Camino ahora con pasaporte extranjero
en esta Soria que siempre sentí mía.
Tu figura se deshace sin remedio
tras las cortinas de esta obra
con amargo sabor de tragedia.
Si esto es lo único que me queda,
este recuerdo trágico y difuminado de la muerte
clavando su mirada en tu pecho,
no lo quiero.
Que sea la corriente imparable de este cauce,
la que la aleja de tus orígenes
y sea el gélido aliento del alba
la que me devuelva el reflejo de tu alma
cuando el Sena te observaba.
2º Premio
Hugo García Hermo
IES Antonio Machado
UN MUNDO MEJOR
Como tus largos ríos, Castilla,
que fluyen hacia la mar,
así vuelan las cigüeñas
a mi tierra para anidar.
Quiero tener la esperanza
de ese verde renacido,
pasear entre carrascas
y nutrirme de tus pinos.
Corres por espesos trigales,
descansar a orillas de un río,
subir a la Sierra Santa Ana
y divisar lo que siento mío.
La nieve en los altos espera
paciente en su despertar,
la luz de la primavera
que el frío impide pasar.
Que no hay más bello lugar
que aquel que te vio nacer,
ese que te oyó llorar,
este que curte tu piel.
Por eso debemos cuidarte,
consentirte y protegerte,
respetarte y valorarte
y hacer de ti alguien más fuerte.
Y no hay ningún desafío
ni satisfacción mejor
que dejarles a nuestros hijos
la esperanza de un mundo mejor.
2º Premio A
Elena Lucas Vicente
IES San Leonardo (San Leonardo)
LA GUERRA NUNCA REGRESARÁ
Los prados de Castilla brillan al alba
vírgenes y llanos, hastiados de calma
mirando aburridos los siglos pasar
sintiendo que podían ser otro lugar
Al asomarse a la ventana se divisan
infinitos campos de oro que sin prisa
aguardan la llegada de la prosperidad
creyendo que algún día lograrán ser ciudad
Aún les queda esperar,
porque aquí la gloria nunca regresará,
fábricas e industrias no se alzarán,
ni empleos ni riqueza veremos afianzar.
Castilla miserable, ayer dominadora
perdida en el olvido, todos la ignoran
¿esperan, duermen o sueñan, estas tierras soñadoras?
Lo cierto es que poco importa ya
Los años se escapan para no volver jamás
y hasta que no confiemos en la España rural,
Los recónditos pueblos sorianos
seguirán tristes y abandonados.
Elena Lucas Vicente
Categoría B
1º Premio
Andrea Arancón Fernández
IES Antonio Machado
Cautiverio del poema eterno
Si regresaras a tu reino,
¿qué verías hoy, poeta?
¿Las palabras que dibujaste
cuando no eras más que un niño
que aún creía en el arte?
¿Seguiría aquí tu estrella?
¿Regresaría aún tu elogio
al viejo olmo que solo se marchita,
o se confundiría entre el jolgorio
tas la cueva del eremita?
Ya sin falta, año tras año
ha deshilachado tu manto.
Ya sin fallo, era tras era,
no llena el aire tus venas.
Tú, que observaste desde antaño,
¿qué viste aquí, poeta?
2º Premio
Samuel Martínez Tovar
IES Antonio Machado
La agonía del Cerro de los Moros
Hoy el viento acaricia la orilla del Duero
como un viejo sus últimos blancos cabellos,
que trata de que no desaparezcan
segados por el hacha indigna del tiempo.
Es acariciada, y espera su paliza del año,
de lluvias y granizos y soles
primero esperados y luego, no tanto.
La acariciamos también con nuestros pies los locos
que venimos taciturnos a morir en vida.
La acariciamos y esperamos su purga,
de todos los males que nos achacan,
llevándoselos el viento, que la estepa surca.
Qué mal hicimos nosotros, los locos,
que nadamos en los prados grises
para curar disgustos y apagar sofocos.
Qué hicimos mal para que nos arranquen
de nuestras frías manos las últimas piezas
del rudimento de nuestra tranquilidad,
por sembrar la inhumana huella humana,
que solo quiere acaparar más y más.
Hoy la ribera del hijo de Urbión está sola,
y se siente más sola que nunca
pues la persigue su fatua soga.
Hoy el viento acaricia la vera del Duero
como un viejo sus últimos blancos cabellos,
sabiendo que en cualquier momento,
no habrá cabeza que agarre ningún pelo.
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NARRATIVA Categoría A
1º Premio
Sofía Capellán Belmonte
"Recuerdos de una infancia"
IES Margarita de Fuenmayor (Ágreda)
Recuerdos de una infancia
Era una mañana soleada de
un veinticinco de junio de 1995, fue entonces cuando la enfermera entró en el
cuarto de Pablo, ella iba a decirle que estaba el desayuno listo, pero él
parecía ausente, estaba recordando lo que le pasó en el verano de 1925 cuando
sólo tenía trece años. La enfermera le preguntó qué le pasaba, pero él solo se
limitó a decirle un seco –No me pasa nada, puedes retirarte-, entonces la
enfermera se fue de la habitación dejando a Pablo solo con esos recuerdos tan
lejanos del mejor verano que tuvo en su vida.
Al principio le llegaron
imágenes a la cabeza, como unos recuerdos visuales, pero le estaba costando
recordar todo lo que le había pasado debido al Alzheimer que sufría, al
final, le llegó todo a la mente y de su cara esbozó una sonrisa de alegría y
tristeza a la vez.
Cuando cerró los ojos lo
vio todo claro, como si lo estuviera viviendo otra vez. El contexto se situaba
en Soria y la imagen le transportó al acebal de Garagüeta con sus
preciosos acebos y variada fauna. Un acebal que es considerado la masa pura en
esa especie de la más extensa de Europa. Se acordó entonces de José, su mejor
amigo, el compañero que había estado con él durante todos los veranos que había
pasado en el pueblo de sus abuelos. Pablo pasaba los veranos en la casa de sus
abuelos paternos en Torrearévalo y le vino a la mente la secuencia cuando una
vez José le fue a buscar a la casa de sus abuelos y juntos se fueron a buscar
tritones, antes de que ellos se fueran su abuelo le recitó unos versos que no
se le iban a olvidar en su vida:
-Por una salamanquesa
desapareció Mortero,
Y ojalá desapareciera
Cerveriza y Gallinero-
Cuando salieron Pablo se quedó
pensativo, entonces José le dio un golpe en la nuca y dijo: - vamos atontado,
que a este paso se nos va a hacer de noche y quiero coger por lo menos 20
tritones- Pablo reaccionó al instante y los dos echaron una carrera para ver
quién de los dos llegaba más rápido al interior del acebal.
Mientras estaban en su
misión de cazar tritones no se percataron de que una tormenta acechaba el
cielo, y cuando por fin se dieron cuenta ya era demasiado tarde. La tormenta
les había cogido y no había ningún lugar donde resguardarse en kilómetros a la
redonda. Los dos se pusieron un poco nerviosos y empezaron a correr en
dirección norte, cuando ya daban perdida la búsqueda de encontrar un lugar
donde resguardarse de la tormenta se toparon con una torruca . Dieron gracias
al cielo y se resguardaron de la tormenta allí. Los días del verano iban
pasando y ellos hacían la misma rutina cada tarde, ir a coger tritones y luego
ir a sus guaridas a jugar con ellos hasta que un día algo cambió su verano
drásticamente.
Había llegado al pueblo
la hija del alcalde, había estado estudiando en un internado de Irlanda y no se
parecía en nada a la niña que habían conocido Pablo y José cuando eran niños,
la muchacha se llamaba Elena . Era
preciosa, su cabellera negra recogida en un moño le favorecía y su tez blanca como la nieve le hacía ver a
Pablo que estaba justo delante de una princesa. ¡Cómo no! con tal muchacha en
el pueblo, Pablo no podía quitarle la mirada de encima, José empezó a cogerle manía
a Elena porque ahora su mejor amigo no pasaba tiempo con él. Pasaron los meses
y Elena tuvo que regresar a Irlanda y Pablo le prometió que cuando crecieran él
iba a ir a su encuentro para estar juntos. Elena le dijo que le esperaría los
años que hicieran falta. Como no, José rebosó de alegría cuando ella se fue, en
cambio para Pablo cierta tristeza aparecía en su rostro se había había vuelto a
la normalidad.
El resto de días que le
quedaban a Pablo en el pueblo los pasaron recorriendo los sestiles con el
ganado y jugando entre los canchales, se lo pasaron en grande hasta el último
día, en el que Pablo se tuvo que ir de vuelta a la ciudad. José le iba a echar
muchísimo de menos, pero así eran todos los veranos así que, cada año era más
llevadero, el último adiós que se dieron ese verano fue como en todos los
veranos, Pablo se asomaba por la parte de atrás del coche y veía como José se
despedía de él gritando y alzando los brazos, José le gritó: -¡Ehh atontado, no
te preocupes, que el verano que viene te voy a estar esperando y le he oído al alcalde
que Elena va a venir, así que, no te preocupes, que en tu pueblo te estarán
esperando tus amigos!!!
Al recordar esas palabras
Pablo se echó a llorar, pero no era un llanto triste, era un llanto feliz, de
esos que te liberan y te sientes mejor, cuando el llanto cesó la enfermera
volvió a entrar en la habitación de Pablo y le dijo que un tal José Barrancos
había venido a visitarle, Pablo sonrió y le dijo a la enfermera que de dijera
que pasara, que tenía muchas cosas que contarle. Nada más entrar José, los dos
se miraron y de sus caras esbozaron unas sonrisas, las sonrisas que una vez
tuvieron en el acebal de Garagüeta.
-FIN-
2º Premio
"Vita Flumen"
Irene Montes Gamero
Colegio Virgen del Pilar, Escolapios, Soria
NARRATIVA Categoría B
1º Premio
Sandra Pérez Tomás
"Ecos de Machado"
IES Antonio Machado (Soria)
ECOS DE MACHADO
-
Robertoooo… ¿Has estado jugando otra vez con mi ordenador?
-
Marta entró corriendo en la habitación de su hermano pequeño y le dijo con un tono
de pánico en su voz: - Dime por favor que no has borrado del escritorio de mi
ordenador una carpeta que se llamaba “agenda 2030”…- La mirada de Marta
suplicante. La de su hermano temerosa.
El
niño bajó la mirada y comenzó a sollozar. – Fue sin querer tata, te lo juro… yo
no sabía… - Y comenzó a llorar desconsoladamente.
Algo
dentro de Marta estalló y se desató el caos. Hubo gritos, lágrimas, palabrotas
e incluso una persecución por toda la casa… Una hora después Marta seguía
intentando calmarse y buscar una solución. Llevaba semanas preparando su
trabajo para el concurso, sobre el objetivo número 15 de desarrollo sostenible
de la agenda 2030, vida de ecosistemas terrestres.
Ese
día era sábado y gracias a la metedura de pata de su hermano tendría que asistir
el lunes a clase con las manos vacías. En el Instituto Antonio Machado todo el
mundo tenía muy buenos proyectos y Marta tenía miedo de no estar a la altura.
Sin poder evitarlo comenzó a llorar.
Roberto
quería ayudar a su hermana, pero no sabía como hacerlo. Lleno de angustia cogió
su bicicleta y se fue a dar un paseo, acabó sentado junto al olmo seco de
Antonio Machado, comenzó a sollozar y un abuelo que estaba sentado a su lado le
dijo: - Hola pequeño, no deberías llorar. No hay nada que no tenga solución. –
El niño angustiado se desahogó con el abuelo y le contó sus problemas. Y el
abuelo sonriendo le tendió el libro que leía, Campos de Castilla. Y le
recomendó leer el poema Orillas del Duero. El niño lo hizo, y descubrió que, si
su hermana tenía que hablar de ecosistemas, ¿por qué no hablar del ecosistema
más cercano a su casa? Cogió su mochila y su bicicleta y se dirigió a toda
velocidad hacia el río, bajando por el Cerro de los Moros. Pasó toda la tarde
recogiendo muestras de agua del río y diferentes plantas, y sacando fotografías
desde su móvil a los diferentes animales que veía, insectos, pequeños roedores
y pájaros.
Cuando
volvió a casa eran cerca de las nueve de la noche y vació su mochila sobre la
alfombra de la habitación de su hermana. – Marta, - le dijo… ¿Te servirían
estas muestras para hacer un collage o una presentación sobre el ecosistema del
río? La cara de sorpresa de Marta poco a poco dio paso a una enorme sonrisa y
corrió a abrazar a su hermano. Aquel trabajo fue recompensado quedando en el
tercer puesto del concurso, Roberto no volvió a utilizar el ordenador de su
hermana sin permiso.
En
ese momento Marta se sentía muy afortunada de tener un hermano tan empático,
solidario y bueno como era Roberto. Aún no asimilaba la idea de haber quedado
tercera gracias a él. Pensó que no solo ella merecía una recompensa, porque al
final se convirtió en un trabajo en equipo, por lo que decidió invitar a su
hermanito a pasar la tarde en el cine y a cenar una hamburguesa con patatas.
El
día de la entrega de premios, allí estaba Roberto. En primera fila. Esperaba
orgulloso el momento que dijeran el nombre de su hermana para levantarse
entusiasmado y aplaudir con todas sus fuerzas.
2º Premio
Angela Lafuente Muñoz
"El pueblo"
IES Antonio Machado
EL PUEBLO
Un ruido le despertó, volvía a tener la misma pesadilla de
siempre. Cada mañana revivía las imágenes que vio al salir de su pueblo; el
aire que le impedía respirar, las calles sin arboles ni plantas, la basura que
rodeaba cada esquina. No podía imaginarse que esa destrucción llegará a su
pueblo.
Se levantó rápido de la cama, no podía seguir pensando en
eso. Descendió por las escaleras hasta llegar a la planta baja. Aún no había
amanecido y ya sonaban relinchos y balidos, parecía que no era el único que
había madrugado ese día.
Aunque ya había empezado la primavera, las mañanas seguían
siendo gélidas. Se preparó un café con leche, con dos cucharadas de azúcar, como
cada día. Se sentó en la silla y contempló el amanecer a través de la sierra.
Dejó el vaso de café en la mesa y comenzó su rutina matutina.
Dio de comer a los animales, preparó a los caballos y revisó que no faltara
ningún integrante en su peculiar granja. Salió de casa y fue a visitar a los
pocos vecinos del pueblo, que amablemente cada mañana pagaban un par de euros
por media docena de huevos de sus gallinas.
Se dirigía a la última casa al final de la carretera, donde vivía
una anciana, de unos 80 años, que cada mañana le dedicaba un poema a cambio de
un huevo. Esa semana había estado recitándole poemas de Antonio Machado, uno de
sus autores favoritos. Y como había supuesto, ese día no fue diferente.
Llamó a la enorme puerta de la casa; una casa de piedra,
cubierta de plantas y con una gran hiedra que impedía ver los dibujos que se
creaban en el relieve de las paredes. A los pocos segundos llegó la anciana,
que sujetaba un pequeño libro en su mano izquierda. Le dio el huevo y esperó
expectante los versos del poeta. Empezó a recitar el poema “A un olmo seco” y cuando
terminó, un aplauso resonó en el silencio, ese poema le removía demasiado.
Al salir de la casa, bajó al río que dividía el pueblo en
dos. Los árboles, el sonido del agua, los ruidos que hacían los animales; le
trasmitían paz. Siguió el cauce del río, andando entre los enormes pinos que
rodeaban la zona. Le encantaba pasear junto con el silencio, que de vez en
cuando se rompía por algún chasquido de una rama.
Esa mañana, siguió otro camino; rodeó un viejo merendero de
piedra y atravesó el rio. Llego a un camino romano que aún se mantenía a pesar
del tiempo. Embaucado por la naturaleza, no se fijó en las marcas del camino y
terminó en lugar que no reconocía.
Llevaba viviendo en ese pueblo desde que nació y nunca había
llegado a esa zona del monte. Habían arboles cubiertos de musgo, ramas caídas,
decenas de troncos apilados en grandes montañas y maquinas ruidosas que destruían
todo lo que estaba en su camino.
Aterrado salió corriendo, sus pesadillas se habían cumplido,
no sabía dónde estaba, pero consiguió llegar al pueblo. Llegó a su casa y
comenzó a cocinar algo, sin quitarse de la cabeza lo que había visto. El sonido
de los arboles cayendo no paraba de resonar en su cabeza. Cada vez más rápido y
fuerte, un golpe seco, un estruendo que apenas duraba unos segundos. No podía
para de escucharlo, se metía en su cabeza y no le dejaba respirar. Sentía los
arboles caer sobre él, no podía moverse, se amontonaban sobre el poco a poco, le
faltaba el aire. Trató de levantarse del suelo, pero al hacer el esfuerzo, cayó
desmayado.
Se despertó, tenía un perro lamiéndole la cara, se lo quitó
de encima como pudo y aún desorientado trató de recordar lo ocurrido. Se fijó
en la ventana, estaba atardeciendo, la luna llena brillaba en medio del cielo,
como si estuviera colocada ahí a propósito.
Cogió un vaso y lo llenó de agua, recordaba las imágenes de había visto en el bosque y aunque seguían torturándole, ya no las sentía tan vivas como antes. Se relajó y por primera vez, Iván, decidió que iba a luchar por la naturaleza que le rodeaba, no podía permitirse que destruyeran lo que, a él, tanta vida le daba.
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PROFESORES, PROFESORAS Y CENTROS COLABORADORES
IES Antonio Machado (Soria)
Director: Miguel Ángel Delgado
Profesorado: Amaya Martínez Carrera, César Ibáñez París, Concepción Ontañón, Javier Lafuente Pacheco, Mercedes Verde Ciria, Raquel Calvo Tutor
IES Politécnico (Soria)
Directora: Laura Gómez Pérez
Profesoras: Carmen Plaza Plaza, Laura Gómez Pérez
IES San Leonardo (San Leonardo, Soria)
Director: Ignacio Javier Achútegui Hernández
Profesorado: Juan Antonio Valera Cano, Margarita Luz Sanz León, María
Carmen Gallego Rodrigo
IES Castilla (Soria)
Director: Luis Ángel García Arambilet
Profesorado: Juan Manuel Pedroviejo Esteras
IES Ramón y Cajal (Valladolid)
Director: Marcelino Domínguez Blanco
Profesorado: Miriam Pascual Martín
IES La Pedrera Blanca (Chiclana de la Frontera, Cádiz)
Director: Jesús Garrido Pérez
Profesorado: Eva Sibajas Sánchez
IES Isidor Macabich (Ibiza)
Directora: María Vidal Bañuls
Profesorado: Carolina Riera Cardona
Colegio Virgen del Pilar (Soria)
Director: Óscar Abellón Martín
Profesorado: Laura Chamarro
CIFP La Merced
Directora: María Eugenia Lafuente
María Cruz Melgar Camarzana
IES Margarita de Fuenmayor (Agreda)
Directora: María Pilar Rubio
Mercedes Jiménez Cacho
María Jesús de Mena Gómez
Marta Del Río Ginés
Fernando Baena Olmos
Andrea Martínez Vázquez
IES Ramiro de Maeztu (Madrid)
Jesús Almaraz Olivares