IV PREMIO ANTONIO MACHADO: PREMIOS Y COLABORADORES

Fundación Española Antonio Machado

IV PREMIO NACIONAL ANTONIO MACHADO

“La educación en la protección y desarrollo de la naturaleza y el medio ambiente” Agenda 2030. 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)

antoniomachado_2007@yahoo.es    


Curso 2020-2021


TRABAJOS PREMIADOS

PROFESORES, PROFESORAS Y CENTROS COLABORADORES


ARTE VISUAL

1º PREMIO Categoría B

Leonor en los Jardines de Luxemburgo (París, 1911)

Silvia CLAPÉS TORRES 

IES Isidor Macabich (Ibiza)


Diario de Ibiza (15/06/2021): https://www.diariodeibiza.es/cultura/2021/06/15/estudiante-ibicenca-gana-premio-nacional-53049598.html

1º PREMIO 

Categoría A

Andrea De Miguel

IES San Leonardo (San Leonardo)


2º Premio 

Categoría A


Gabriela Méndez Abad

IES Politécnico (Soria)



2º Premio 

Categoría A


Daniel Peñalba Rodilla

IES Politécnico (Soria)



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ARTE AUDIOVISUAL

1º Premio Categoría A

"Literatura al natural"

Vera Allué Iberico

Colegio Virgen del Pilar, Escolapios (Soria)



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PREMIO EXTRAORDINARIO

LEONOR EN PARÍS, 1911

ARTE AUDIOVISUAL


Álvaro Antón Ispierto, Iris Álvarez Martín, María Camarero González, Verónica López del Campo, Alejandra Herranz Martínez

IES Ramón y Cajal (Valladolid)


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POESÍA 

Categoría A

1º Premio

Laura Revuelto Ruiz

IES Castilla


GÉLIDOS RECUERDOS


La tierra que te vio crecer

ya no comparte el color rojizo de tus mejillas.

Las margaritas que crecían

en la corteza de tus entrañas

ya no son más que pálidas hierbas

regadas con desesperanza.


A pecho descubierto enfrento 

la presencia de este primer invierno solitario

que sin pudor me reta cuando cubre tras su manto

el reflejo de tus ojos sobre el Duero

a su paso por San Prudencio.


Camino ahora con pasaporte extranjero

en esta Soria que siempre sentí mía.

Tu figura se deshace sin remedio

tras las cortinas de esta obra

con amargo sabor de tragedia.

Si esto es lo único que me queda,

este recuerdo trágico y difuminado de la muerte

clavando su mirada en tu pecho,

no lo quiero.

Que sea la corriente imparable de este cauce,

la que la aleja de tus orígenes

y sea el gélido aliento del alba

la que me devuelva el reflejo de tu alma

cuando el Sena te observaba. 


2º Premio 

Hugo García Hermo

IES Antonio Machado


UN MUNDO MEJOR


Como tus largos ríos, Castilla,

que fluyen hacia la mar,

así vuelan las cigüeñas

a mi tierra para anidar.


Quiero tener la esperanza 

de ese verde renacido,

pasear entre carrascas

y nutrirme de tus pinos.


Corres por espesos trigales,

descansar a orillas de un río,

subir a la Sierra Santa Ana 

y divisar lo que siento mío.


La nieve en los altos espera

paciente en su despertar,

la luz de la primavera

que el frío impide pasar.


Que no hay más bello lugar

que aquel que te vio nacer,

ese que te oyó llorar,

este que curte tu piel.


Por eso debemos cuidarte,

consentirte y protegerte,

respetarte y valorarte

y hacer de ti alguien más fuerte.


Y no hay ningún desafío

ni satisfacción mejor

que dejarles a nuestros hijos

la esperanza de un mundo mejor.


2º Premio A

Elena Lucas Vicente

IES San Leonardo (San Leonardo)


LA GUERRA NUNCA REGRESARÁ


Los prados de Castilla brillan al alba

vírgenes y llanos, hastiados de calma

mirando aburridos los siglos pasar

sintiendo que podían ser otro lugar


Al asomarse a la ventana se divisan

infinitos campos de oro que sin prisa

aguardan la llegada de la prosperidad

creyendo que algún día lograrán ser ciudad


Aún les queda esperar,

porque aquí la gloria nunca regresará,

fábricas e industrias no se alzarán,

ni empleos ni riqueza veremos afianzar.


Castilla miserable, ayer dominadora

perdida en el olvido, todos la ignoran

¿esperan, duermen o sueñan, estas tierras soñadoras?

Lo cierto es que poco importa ya


Los años se escapan para no volver jamás

y hasta que no confiemos en la España rural,

Los recónditos pueblos sorianos

seguirán tristes y abandonados. 

Elena Lucas Vicente


Categoría B

1º Premio

Andrea Arancón Fernández

IES Antonio Machado


Cautiverio del poema eterno


Si regresaras a tu reino, 

¿qué verías hoy, poeta?


¿Las palabras que dibujaste

cuando no eras más que un niño

que aún creía en el arte?

¿Seguiría aquí tu estrella?


¿Regresaría aún tu elogio

al viejo olmo que solo se marchita,

o se confundiría entre el jolgorio

tas la cueva del eremita?


Ya sin falta, año tras año

ha deshilachado tu manto.

Ya sin fallo, era tras era,

no llena el aire tus venas.


Tú, que observaste desde antaño,

¿qué viste aquí, poeta?



2º Premio

Samuel Martínez Tovar

IES Antonio Machado


La agonía del Cerro de los Moros


Hoy el viento acaricia la orilla del Duero

como un viejo sus últimos blancos cabellos,

que trata de que no desaparezcan 

segados por el hacha indigna del tiempo.


Es acariciada, y espera su paliza del año,

de lluvias y granizos y soles

primero esperados y luego, no tanto.


La acariciamos también con nuestros pies los locos

que venimos taciturnos a morir en vida.

La acariciamos y esperamos su purga,

de todos los males que nos achacan,

llevándoselos el viento, que la estepa surca.


Qué mal hicimos nosotros, los locos,

que nadamos en los prados grises

para curar disgustos y apagar sofocos.


Qué hicimos mal para que nos arranquen

de nuestras frías manos las últimas piezas

del rudimento de nuestra tranquilidad,

por sembrar la inhumana huella humana,

que solo quiere acaparar más y más.


Hoy la ribera del hijo de Urbión está sola,

y se siente más sola que nunca

pues la persigue su fatua soga.


Hoy el viento acaricia la vera del Duero

como un viejo sus últimos blancos cabellos,

sabiendo que en cualquier momento,

no habrá cabeza que agarre ningún pelo. 


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NARRATIVA Categoría A

1º Premio

Sofía Capellán Belmonte

"Recuerdos de una infancia"

IES Margarita de Fuenmayor (Ágreda)


Recuerdos de una infancia

Era una mañana soleada de un veinticinco de junio de 1995, fue entonces cuando la enfermera entró en el cuarto de Pablo, ella iba a decirle que estaba el desayuno listo, pero él parecía ausente, estaba recordando lo que le pasó en el verano de 1925 cuando sólo tenía trece años. La enfermera le preguntó qué le pasaba, pero él solo se limitó a decirle un seco –No me pasa nada, puedes retirarte-, entonces la enfermera se fue de la habitación dejando a Pablo solo con esos recuerdos tan lejanos del mejor verano que tuvo en su vida.

Al principio le llegaron imágenes a la cabeza, como unos recuerdos visuales, pero le estaba costando recordar todo lo que le había pasado debido al Alzheimer que sufría, al final, le llegó todo a la mente y de su cara esbozó una sonrisa de alegría y tristeza a la vez.

Cuando cerró los ojos lo vio todo claro, como si lo estuviera viviendo otra vez. El contexto se situaba en Soria y la imagen le transportó al acebal de Garagüeta con sus preciosos acebos y variada fauna. Un acebal que es considerado la masa pura en esa especie de la más extensa de Europa. Se acordó entonces de José, su mejor amigo, el compañero que había estado con él durante todos los veranos que había pasado en el pueblo de sus abuelos. Pablo pasaba los veranos en la casa de sus abuelos paternos en Torrearévalo y le vino a la mente la secuencia cuando una vez José le fue a buscar a la casa de sus abuelos y juntos se fueron a buscar tritones, antes de que ellos se fueran su abuelo le recitó unos versos que no se le iban a olvidar en su vida:

-Por una salamanquesa desapareció Mortero,

Y ojalá desapareciera Cerveriza y Gallinero-

Cuando salieron Pablo se quedó pensativo, entonces José le dio un golpe en la nuca y dijo: - vamos atontado, que a este paso se nos va a hacer de noche y quiero coger por lo menos 20 tritones- Pablo reaccionó al instante y los dos echaron una carrera para ver quién de los dos llegaba más rápido al interior del acebal.

Mientras estaban en su misión de cazar tritones no se percataron de que una tormenta acechaba el cielo, y cuando por fin se dieron cuenta ya era demasiado tarde. La tormenta les había cogido y no había ningún lugar donde resguardarse en kilómetros a la redonda. Los dos se pusieron un poco nerviosos y empezaron a correr en dirección norte, cuando ya daban perdida la búsqueda de encontrar un lugar donde resguardarse de la tormenta se toparon con una torruca . Dieron gracias al cielo y se resguardaron de la tormenta allí. Los días del verano iban pasando y ellos hacían la misma rutina cada tarde, ir a coger tritones y luego ir a sus guaridas a jugar con ellos hasta que un día algo cambió su verano drásticamente.

Había llegado al pueblo la hija del alcalde, había estado estudiando en un internado de Irlanda y no se parecía en nada a la niña que habían conocido Pablo y José cuando eran niños, la muchacha se llamaba Elena . Era  preciosa, su cabellera negra recogida en un moño le favorecía  y su tez blanca como la nieve le hacía ver a Pablo que estaba justo delante de una princesa. ¡Cómo no! con tal muchacha en el pueblo, Pablo no podía quitarle la mirada de encima, José empezó a cogerle manía a Elena porque ahora su mejor amigo no pasaba tiempo con él. Pasaron los meses y Elena tuvo que regresar a Irlanda y Pablo le prometió que cuando crecieran él iba a ir a su encuentro para estar juntos. Elena le dijo que le esperaría los años que hicieran falta. Como no, José rebosó de alegría cuando ella se fue, en cambio para Pablo cierta tristeza aparecía en su rostro se había había vuelto a la normalidad.

El resto de días que le quedaban a Pablo en el pueblo los pasaron recorriendo los sestiles con el ganado y jugando entre los canchales, se lo pasaron en grande hasta el último día, en el que Pablo se tuvo que ir de vuelta a la ciudad. José le iba a echar muchísimo de menos, pero así eran todos los veranos así que, cada año era más llevadero, el último adiós que se dieron ese verano fue como en todos los veranos, Pablo se asomaba por la parte de atrás del coche y veía como José se despedía de él gritando y alzando los brazos, José le gritó: -¡Ehh atontado, no te preocupes, que el verano que viene te voy a estar esperando y le he oído al alcalde que Elena va a venir, así que, no te preocupes, que en tu pueblo te estarán esperando tus amigos!!!

Al recordar esas palabras Pablo se echó a llorar, pero no era un llanto triste, era un llanto feliz, de esos que te liberan y te sientes mejor, cuando el llanto cesó la enfermera volvió a entrar en la habitación de Pablo y le dijo que un tal José Barrancos había venido a visitarle, Pablo sonrió y le dijo a la enfermera que de dijera que pasara, que tenía muchas cosas que contarle. Nada más entrar José, los dos se miraron y de sus caras esbozaron unas sonrisas, las sonrisas que una vez tuvieron en el acebal de Garagüeta.

-FIN- 

2º Premio

"Vita Flumen"

Irene Montes Gamero

Colegio Virgen del Pilar, Escolapios, Soria






NARRATIVA Categoría B

1º Premio

Sandra Pérez Tomás

"Ecos de Machado"

IES Antonio Machado (Soria)


ECOS DE MACHADO

- Robertoooo… ¿Has estado jugando otra vez con mi ordenador?

- Marta entró corriendo en la habitación de su hermano pequeño y le dijo con un tono de pánico en su voz: - Dime por favor que no has borrado del escritorio de mi ordenador una carpeta que se llamaba “agenda 2030”…- La mirada de Marta suplicante. La de su hermano temerosa.

El niño bajó la mirada y comenzó a sollozar. – Fue sin querer tata, te lo juro… yo no sabía… - Y comenzó a llorar desconsoladamente.

Algo dentro de Marta estalló y se desató el caos. Hubo gritos, lágrimas, palabrotas e incluso una persecución por toda la casa… Una hora después Marta seguía intentando calmarse y buscar una solución. Llevaba semanas preparando su trabajo para el concurso, sobre el objetivo número 15 de desarrollo sostenible de la agenda 2030, vida de ecosistemas terrestres.

Ese día era sábado y gracias a la metedura de pata de su hermano tendría que asistir el lunes a clase con las manos vacías. En el Instituto Antonio Machado todo el mundo tenía muy buenos proyectos y Marta tenía miedo de no estar a la altura. Sin poder evitarlo comenzó a llorar.

Roberto quería ayudar a su hermana, pero no sabía como hacerlo. Lleno de angustia cogió su bicicleta y se fue a dar un paseo, acabó sentado junto al olmo seco de Antonio Machado, comenzó a sollozar y un abuelo que estaba sentado a su lado le dijo: - Hola pequeño, no deberías llorar. No hay nada que no tenga solución. – El niño angustiado se desahogó con el abuelo y le contó sus problemas. Y el abuelo sonriendo le tendió el libro que leía, Campos de Castilla. Y le recomendó leer el poema Orillas del Duero. El niño lo hizo, y descubrió que, si su hermana tenía que hablar de ecosistemas, ¿por qué no hablar del ecosistema más cercano a su casa? Cogió su mochila y su bicicleta y se dirigió a toda velocidad hacia el río, bajando por el Cerro de los Moros. Pasó toda la tarde recogiendo muestras de agua del río y diferentes plantas, y sacando fotografías desde su móvil a los diferentes animales que veía, insectos, pequeños roedores y pájaros.

Cuando volvió a casa eran cerca de las nueve de la noche y vació su mochila sobre la alfombra de la habitación de su hermana. – Marta, - le dijo… ¿Te servirían estas muestras para hacer un collage o una presentación sobre el ecosistema del río? La cara de sorpresa de Marta poco a poco dio paso a una enorme sonrisa y corrió a abrazar a su hermano. Aquel trabajo fue recompensado quedando en el tercer puesto del concurso, Roberto no volvió a utilizar el ordenador de su hermana sin permiso.

En ese momento Marta se sentía muy afortunada de tener un hermano tan empático, solidario y bueno como era Roberto. Aún no asimilaba la idea de haber quedado tercera gracias a él. Pensó que no solo ella merecía una recompensa, porque al final se convirtió en un trabajo en equipo, por lo que decidió invitar a su hermanito a pasar la tarde en el cine y a cenar una hamburguesa con patatas.

El día de la entrega de premios, allí estaba Roberto. En primera fila. Esperaba orgulloso el momento que dijeran el nombre de su hermana para levantarse entusiasmado y aplaudir con todas sus fuerzas. 

2º Premio

Angela Lafuente Muñoz

"El pueblo"

IES Antonio Machado


EL PUEBLO

Un ruido le despertó, volvía a tener la misma pesadilla de siempre. Cada mañana revivía las imágenes que vio al salir de su pueblo; el aire que le impedía respirar, las calles sin arboles ni plantas, la basura que rodeaba cada esquina. No podía imaginarse que esa destrucción llegará a su pueblo.

Se levantó rápido de la cama, no podía seguir pensando en eso. Descendió por las escaleras hasta llegar a la planta baja. Aún no había amanecido y ya sonaban relinchos y balidos, parecía que no era el único que había madrugado ese día.

Aunque ya había empezado la primavera, las mañanas seguían siendo gélidas. Se preparó un café con leche, con dos cucharadas de azúcar, como cada día. Se sentó en la silla y contempló el amanecer a través de la sierra.

Dejó el vaso de café en la mesa y comenzó su rutina matutina. Dio de comer a los animales, preparó a los caballos y revisó que no faltara ningún integrante en su peculiar granja. Salió de casa y fue a visitar a los pocos vecinos del pueblo, que amablemente cada mañana pagaban un par de euros por media docena de huevos de sus gallinas.

Se dirigía a la última casa al final de la carretera, donde vivía una anciana, de unos 80 años, que cada mañana le dedicaba un poema a cambio de un huevo. Esa semana había estado recitándole poemas de Antonio Machado, uno de sus autores favoritos. Y como había supuesto, ese día no fue diferente.

Llamó a la enorme puerta de la casa; una casa de piedra, cubierta de plantas y con una gran hiedra que impedía ver los dibujos que se creaban en el relieve de las paredes. A los pocos segundos llegó la anciana, que sujetaba un pequeño libro en su mano izquierda. Le dio el huevo y esperó expectante los versos del poeta. Empezó a recitar el poema “A un olmo seco” y cuando terminó, un aplauso resonó en el silencio, ese poema le removía demasiado.

Al salir de la casa, bajó al río que dividía el pueblo en dos. Los árboles, el sonido del agua, los ruidos que hacían los animales; le trasmitían paz. Siguió el cauce del río, andando entre los enormes pinos que rodeaban la zona. Le encantaba pasear junto con el silencio, que de vez en cuando se rompía por algún chasquido de una rama.

Esa mañana, siguió otro camino; rodeó un viejo merendero de piedra y atravesó el rio. Llego a un camino romano que aún se mantenía a pesar del tiempo. Embaucado por la naturaleza, no se fijó en las marcas del camino y terminó en lugar que no reconocía.

Llevaba viviendo en ese pueblo desde que nació y nunca había llegado a esa zona del monte. Habían arboles cubiertos de musgo, ramas caídas, decenas de troncos apilados en grandes montañas y maquinas ruidosas que destruían todo lo que estaba en su camino.

Aterrado salió corriendo, sus pesadillas se habían cumplido, no sabía dónde estaba, pero consiguió llegar al pueblo. Llegó a su casa y comenzó a cocinar algo, sin quitarse de la cabeza lo que había visto. El sonido de los arboles cayendo no paraba de resonar en su cabeza. Cada vez más rápido y fuerte, un golpe seco, un estruendo que apenas duraba unos segundos. No podía para de escucharlo, se metía en su cabeza y no le dejaba respirar. Sentía los arboles caer sobre él, no podía moverse, se amontonaban sobre el poco a poco, le faltaba el aire. Trató de levantarse del suelo, pero al hacer el esfuerzo, cayó desmayado.

Se despertó, tenía un perro lamiéndole la cara, se lo quitó de encima como pudo y aún desorientado trató de recordar lo ocurrido. Se fijó en la ventana, estaba atardeciendo, la luna llena brillaba en medio del cielo, como si estuviera colocada ahí a propósito.

Cogió un vaso y lo llenó de agua, recordaba las imágenes de había visto en el bosque y aunque seguían torturándole, ya no las sentía tan vivas como antes. Se relajó y por primera vez, Iván, decidió que iba a luchar por la naturaleza que le rodeaba, no podía permitirse que destruyeran lo que, a él, tanta vida le daba.


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PROFESORES, PROFESORAS Y CENTROS COLABORADORES


IES Antonio Machado (Soria)

Director: Miguel Ángel Delgado

Profesorado: Amaya Martínez Carrera, César Ibáñez París, Concepción Ontañón, Javier Lafuente Pacheco, Mercedes Verde Ciria, Raquel Calvo Tutor


IES Politécnico (Soria)

Directora: Laura Gómez Pérez 

Profesoras: Carmen Plaza Plaza, Laura Gómez Pérez


IES San Leonardo (San Leonardo, Soria)

Director: Ignacio Javier Achútegui Hernández

Profesorado: Juan Antonio Valera Cano, Margarita Luz Sanz León, María Carmen Gallego Rodrigo


IES Castilla (Soria)

Director: Luis Ángel García Arambilet

Profesorado: Juan Manuel Pedroviejo Esteras


IES Ramón y Cajal (Valladolid)

Director: Marcelino Domínguez Blanco

Profesorado: Miriam Pascual Martín


IES La Pedrera Blanca (Chiclana de la Frontera, Cádiz)

Director: Jesús Garrido Pérez

Profesorado: Eva Sibajas Sánchez

 

IES Isidor Macabich (Ibiza)

Directora: María Vidal Bañuls

Profesorado: Carolina Riera Cardona


Colegio Virgen del Pilar (Soria)

Director: Óscar Abellón Martín

Profesorado: Laura Chamarro


CIFP La Merced

Directora: María Eugenia Lafuente

María Cruz Melgar Camarzana

 

IES Margarita de Fuenmayor (Agreda)

Directora: María Pilar Rubio

Mercedes Jiménez Cacho

María Jesús de Mena Gómez

Marta Del Río Ginés

Fernando Baena Olmos

 Andrea Martínez Vázquez


IES Ramiro de Maeztu (Madrid)

Jesús Almaraz Olivares

 

Para cualquier consulta: antoniomachado_2007@yahoo.es