El Porvenir Castellano

 EL PORVENIR CASTELLANO

1912-1934

El Porvenir Castellano aparece por primera vez en los kioskos el 1 de julio de 1912. Jesús María Latorre Macarrón describe así este acontecimiento cultural en su libro, Periódicos de Soria (1811-1994), editado por Soria Edita en 1996:

“Palacio, de afición y oficio periodístico muy asimilados, acuerda con Machado y otros hombres de letras preocupados por el futuro del país y de la provincia sacar adelante otro periódico. Aunque no quieren entrar en política de forma directa y mucho menos en la lucha de partidos, están viendo cómo las cuestiones relativas al pensamiento suelen quedar lejos de las columnas de medios conservadores como El Avisador y Noticiero. Por ello deciden acometer en 1912, justo al término de Tierra Soriana, la publicación del inicialmente independiente El Porvenir Castellano, el periódico no sólo más longevo de estos años, sino también el de mayor trascendencia cultural. Otra cosa es su capacidad de influencia social, a tenor de las escasas cifras de tirada, como se verá más adelante.

Antonio Machado, el periodista José María Palacio, el impresor Marcelo Reglero y el industrial Juan Aragón Martínez como propietario están, al menos, en el grupo de promotores de ese periódico chiquitín o periodiquín, que de ambas maneras lo llamaron todos desde el principio. En la mancheta del primer número, el 1 de julio de 1912, sólo figuran Palacio como director y Reglero como administrador, aunque la firma de Machado, a quien, por otro lado, se atribuye el propio nombre del periódico, se esconde tras un seudónimo al pie del artículo Política y Cultura que aparece en páginas interiores.”

“Pese a que en su conjunto puede ser considerado como un periódico conservador, El Porvenir Castellano, sin embargo, no tuvo una definición política clara ni tampoco constante. Inició su andadura como independiente, con la subrayada preocupación cultural y coincidiendo con la etapa de Palacio, e insertó entrefiletes para reivindicar que “este periódico no pertenece al trust de la prensa local (en referencia obvia a El Avisador y a Noticiero)”. Ello no impidió que en 1914, uno de sus propietarios, el industrial Juan Aragón Martínez, concurriera a la arena electoral y pretendiera disputarle el escaño, presentándose por su distrito, nada menos que al vizconde de Eza, el veterano cacique.”

“En 1918, al marcharse de Soria el “buen amigo” de Machado por su traslado como funcionario a Valladolid y/o debido al traspaso de la propiedad de Juan Aragón a Marcelo Reglero, éste se convierte en el nuevo director y va inclinándose hacia posiciones monárquico-conservadoras, al extremo de que luego saludaría con satisfacción el pronunciamiento de Miguel Primo de Rivera, para cuya persona propuso la convocatoria de un homenaje nacional.

En 1927, cumplida ya una pena de tres años de destierro a la que fue condenado a causa de su incansable actividad político-periodística, accede a la dirección el conspicuo republicano Mariano Cabruja Herrero, que recupera la periodicidad bisemanal y, por discrepancias ideológicas con la propiedad, apenas dura un año en su puesto, hasta que es sustituido por todo un Consejo de Redacción que alardea de ser “paladín esforzado de la Paz, la Justicia y la Monarquía” y “reafirma su devoción en el ilustre jefe del Gobierno”. Poco tiempo después regresa a la dirección Marcelo Reglero, que sigue siendo el propietario no sólo del periódico, sino también de los talleres, en este caso compartíendolos con un hermano.”

“Tres años después, en el momento de la proclamación de la II República, Marcelo Reglero abre con el titular “14 de abril de 1931. Una fecha memorable” y, a partir de ahí, evoluciona hacia posiciones más en consonancia con la política dominante. Se trataba, evidentemente, de subir las ventas y la publicidad, muy mermadas ambas aunque en este último caso se había anticipado a los demás con una inteligente “Guía de Soria” en la que anunciaba los datos de los principales establecimientos comerciales. Pero los deseos de expansión no debieron cumplirse, porque en 1932 el periódico vuelve a la más económica periodicidad semanal.

Después de casi veinte años, reaparece, en un número extraordinario con motivo de san Saturio, la firma de Machado. Se trata del discurso que pronunció en la misma plazoleta de la ermita para agradecer la concesión del título de hijo adoptivo de la capital. Esta se había efectuado por aclamación del pleno municipal, siguiendo una iniciativa de los concejales Bienvenido Calvo, Pelayo Artigas, Manuel Ruiz y Ricardo Vallejo, a quienes había agradecido el gesto con una carta cuyo original se publica aquí por primera vez en autógrafo y en la que escribía que él “hace ya muchos años que ha adoptado a Soria como su patria ideal.”

“El periódico, justo a los dos años, efectúa un nuevo intento de aumentar la exigua cuota de mercado. Para ello, el propietario nombra otro director, el recién citado concejal Bienvenido Calvo, que regresa a la aparición bisemanal y aun convierte las páginas de El Porvenir en trisemanales.”

“El relanzamiento del, desde ese momento, único periódico alterno de Soria, se produjo con toda suerte de medios humanos: junto a B. Calvo, diez redactores, un corresponsal en Madrid y otro en Luján (Argentina), dos fotógrafos, un dibujante y una relación de catorce colaboradores, prácticamente todos los del periodiquín fundado 22 años antes y que, en realidad, más bien colaboraron de forma escasa. Y no obstante, después de una inversión como ésta, El Porvenir Castellano desaparece para siempre el 30 de mayo de 1934, sin una triste despedida”.

1912-1934

I Etapa: 1912-1918

Administrador: Marcelo Reglero Pérez.

Director: José María Palacio.


¿Para qué nacemos?

Nº 1, 1 de julio de 1912

José María Palacio 

Hace pocos días encontróme en el garito de periódicos de cierto círculo (…) Reglero y me dijo: -¿Por qué no hacemos usted y yo un periódico?

Mire usted, le contesté; yo no tengo (…) el deseo de un periódico local, (…) ni me hace gran falta ni creo que pueda resolverme grandes problemas.

Pero todo tiene sus excepciones, y, desde luego, para prestar mi ayuda modesta a una empresa de esta índole había de hacerlo en condiciones especiales, es decir, tenía que ser cosa de amigos, sin pretensiones ni más ambiciones que las de trabajar mancomunadamente en una labor fraternal y de cultura.

-Tiene usted, desde luego -le añadí-, (…) de simpatía para mí. Lucha usted, modestamente, esforzadamente, y es bueno y es noble ayudar a los que empiezan. Por lo pronto, ha conseguido usted en mí una preocupación de la que me había apartado hace mucho. Espere usted, lo pensaremos…

Lo hemos pensado con relativa rapidez, y luego de pensarlo, aquí está EL PORVENIR CASTELLANO.

Este es, lector, el origen de esta hoja, (…) sencillamente. No dirás que en (…) falta un adarme de sinceridad, un quilate de franqueza.

Pero, ya ves también, cuan chiquitito; estamos para incorporarnos al gran mundo de las letras. Y, ¡quién sabe!, tenemos la esperanza, como los infantes amorosos y tiernos, de que

mañana creceremos

Si se nos mira por nuestra representación actual, -desde luego siempre muy (…) -quizá haya quien sonría sobradamente; tal vez no falte quien diga si sabemos adonde vamos con este equipaje tan reducido materialmente, o quien crea que nuestra empresa es descabellada.

Les podemos tranquilizar a unos y a otros diciéndoles, que sí sabemos adonde vamos, que hemos calculado bien cual va a ser nuestro camino y que en lograrlo no hemos puesto el ciego empeño de una aventura desconocida.

Por lo demás, hemos de hacer que por este periódico tan chiquitín desfilen firmas del mayor prestigio, y en él hemos puesto de antemano una voluntad firme, noble y un afan tenaz y decidido de (…) y de trabajo. Y ello tiene, por lo menos, un fundamento de respeto, para que nos miren con simpatía.

No venimos a entorpecer la obra de nadie. Respetuosos con todo y con todos, en nuestras relaciones con el público venimos a cumplir un deseo ferviente de cultura y a poner a contribución todas las voluntades que, como las nuestras, sientan comezón por toda obra progresiva, educadora y moral.

Miraremos de frente al porvenir, pero no desdeñamos lo bueno del pasado, pues de bueno y malo ha habido en él.

Por encima de toda apreciación particular, colocaremos en todo momento las ideas de amor y de Justicia seca al mismo tiempo, que seca debe ser en muchas ocasiones para merecer nombre tan augusto.

Juzgaremos los actos y los hechos de los hombres con alto espíritu de crítica, bien lejos de toda contienda de carácter personal, porque en esto han sido para nosotros, pasadas intervenciones activas en la Prensa local, escuela de desengaños.

Haremos labor política en un alto y amplio sentido, con un criterio de tolerancia cortés dentro de los límites de una ética sana, que no está en partido determinado aunque en más de uno se halla bastante desquiciada. Pasaremos con el mismo rasero todas las agrupaciones políticas, y para calificar la actuación pública de sus magnates, expurgaremos el juicio de la criba sutil de la serenidad.

No venimos a sentar plaza de definidores ni de hombres pagados de sí mismos, y en la iniciación de esta nueva fase de nuestra vida, sentimos que se acrecientan nuestros grandes amores: España y Castilla, y entre estos dos, uno que es crisol de ambos: Soria.

Todo eso representa para nosotros esta modestísima hoja que hoy inauguramos.

Por su vida hemos almacenado una gran cantidad del único capital que poseemos: entusiasmo, fe y esfuerzo para el trabajo, que es, si bien se mira, un capital grande.

Tenemos la aspiración lícita de prosperar, de que este periódico pequeñito crezca rápidamente. El público decidirá lo demás.

Y si nos equivocamos, tendremos también la honrada sinceridad de confesarlo así, después de haber agotado nuestros recursos, y nos quedaremos tan tranquilos porque nada se habrá perdido, ni el tiempo, que nunca se pierde cuando se trabaja y al trabajo impulsa un leal y desinteresado propósito.


18 de julio de 1912, Nº 6

º

II Etapa: 1918-1921

El 30 de mayo de 1918, Juan Aragón y Martínez deja la propiedad y José María Palacio cesa como Director.



III Etapa: 27 de junio de 1921 - 22 de agosto de 1921

Director: José María Palacio 


A TRES AÑOS FECHA

El Porvenir Castellano, 27 de junio de 1921 

Los que siguen atentamente los hechos de la vida human afirman que estos, con mayores o menores distancias horométricas, son una repetición sucesiva y nunca interrumpida por soluciones de continuidad. Por dos veces me he encargado de la dirección de esta hoja, siempre. en nuestro afecto, y en las dos han concurrido las mismas causas e idénticos requerimientos. El lector puede esperar, lógicamente, la misma realización en los efectos. Una ausencia voluntaria de tres años, ha hecho que en su confección no haya tomado una parte activa y constante. Quedaba con carácter de permanencia una razón afectiva para cuantos en ella han intervenido en ese tiempo y nunca nuestro espíritu se separó absolutamente de lo que habíamos creado con esfuerzos y generosidades comunes.

Hicimos, pues, por nuestra parte un alto en el camino, y hubimos de dejar que los demás lo recorriesen en una trayectoria que ya es tradicional. Y ahora nos sumamos de nuevo al esfuerzo de los amigos, y ponemos en nuestro empeño de hogaño, el mismo caudal espiritual de antaño, muy limitado como nuestro, pero vivo, anheloso y viril, tan ferviente y tan tenaz como otras veces.

Si en nuestro camino volvieran a ladrarnos los descontentadizos o los excesivamente egoístas, otra vez les opondríamos la conocida frase de Goethe: “¿Nos ladran? Señal que cabalgamos.”

Y es verdad que vamos cabalgando, pero lentamente, suavemente, mucho más despacio de lo que quisiéramos, porque a una velocidad mayor se oponen obstáculos, a las veces inabordables, y otros que se van salvando con trabajo, con el esfuerzo a nuestro alcance, que en el aspecto meramente material es demasiado limitado.

Así seguiremos viviendo modestamente, firmemente, lejos de toda tutela claudicante y apartados de todo concurso que pudiera restar en lo más mínimo nuestra absoluta independencia de criterio y de acción. Nuestro trabajo puede te4ner muy difícilmente una compensación material, y habremos de pagarnos solamente de satisfacciones espirituales que son, en definitiva, las más altas y las más estimables

A ella, por la representación de El Porvenir Castellano, quedo de nuevo incorporado. Soy entre los colegas sorianos ¡ay un casi viejo compañero. Los años han de proporcionarnos la experiencia y, en consecuencia, una concepción de la vida más serena, más severa y más firme. Y ellos me aconsejan, aparte motivos de afecto personal, que reitere a todos desde aquí un saludo cordial y sincero. Yo me reintegro al campo antiguo de lucha y de trabajo, sin prejuicios para nadie, con ánimo fraterno y dispuesto a enjuiciar, dentro de la noble y elevada misión que a la Prensa corresponde, con rectitud de intención y apelaciones justicieras.

EL PORVENIR CASTELLANO, ahora como siempre, vivirá desligado de todos los compromisos de la política partidista. No habrá en estas columnas más política que la que honradamente entendamos que representa el progreso de Soria y su provincia.

Nuestro programa sigue siendo el mismo que redactábamos en el primer número. Se concreta en un postulado sintético y sencillo: el bien y la prosperidad de esta tierra. En su aspecto analítico es ya un poco más complejo. El ejercicio de ese análisis constituirá nuestro trabajo de todos los días.

En fin de cuentas, y enlazando nuestro pasado con el futuro, podríamos parodiar al gran poeta cuando iniciaba, después de un interregno de silencio, su lección académica con estas frases: “Decíamos ayer…”

José Mª Palacio 


IV Etapa. 1921

Director: Marcelo Reglero.

                                        29 de agosto de 2021, portada



29 de agosto de 2021, portada


V Etapa: 9 de junio 1927 / 5 de julio 1928.

Director: Mariano Cabrujas Herrero.

9 de junio 1927


5 de julio de 1928


VI Etapa. 1928- 1933

Este periódico lo dirige un Consejo de Redacción. 


1932: XX Aniversario

La vida de “El Porvenir Castellano”

Por José María Palacio

Soria, 13 de octubre de 1932

(Publicamos con mucho gusto el siguiente artículo, recibido en esta redacción con retraso y escrito para nuestro número extraordinario.)

Hace ya veinte años que, un buen día, el actual director de EL PORVENIR CASTELLANO, Marcelo Reglero logró convencerme para que, unidos hiciéramos a la vida esta publicación que tiene una tradición honrosa y una historia limpia, dentro del noble acervo y de la sección edificante de toda prensa soriana. Puedo proclamarlo ahora, sin merecer todas las cosas de esa tierra, me hallo a distancia de ella y libre de atadijos que pudieran poner sordina a mi pensamiento.

La historia es sencilla. Cuatro hermanos fuertes por su capacidad y su constancia en el trabajo y por su disciplina afectiva, ponían para la publicación de EL PORVENIR una imprenta comprada con sacrificios. Yo me encargaba de dirigir y redactar el periódico. He de proclamar la inteligente colaboración que en la grata tarea me prestaron, con el desinterés que todos habíamos puesto en ella, Virgilio Soria, poeta delicado y culto periodista bien probado, y el inteligente oficial del Cuerpo de Estadística, buen versificador, humorista y prosista fluido Anselmo Sanz.

EL PORVENIR CASTELLA fue tirado, durante sus primeros meses, en una minervita. Como el formato era de ocho páginas del tamaño que consentía la minerva, cada tirada costaba ocho tiempos. Y era de ver cómo sudaba “la gota gorda”, en la ejecución de aquel “tiraje”, formidable por el esfuerzo que representaba, el buen amigo Eladio! Pero nunca se oyó entre nosotros la palabra cansancio. Habíamos puesto en el empeño un entusiasmo inextinguible, una fe recia y una voluntad decidida. Con esos elementos y el trabajo manual y el intelectual a nuestra disposición, es decir, sin el apremio de pedir a nadie nada para la confección del periódico, quedó definitivamente afirmada su vida. Y aquí está, en pleno desarrollo juvenil, erguido y con decisión incuestionable para continuar su vida a los veinte años de existencia. Esos veinte años, contienen decepciones, pocos anhelos logrados –porque las contribuciones espirituales son siempre lentas y carcas-, satisfacciones y amarguras y ninguna claudicación. ¡Ese es el triunfo definitivo de toda hoja impresa, que corresponde íntegramente a EL PORVENIR!

Aquel primer periodo es sin duda uno de los más interesantes. Por sus páginas hay originales, con cualidad inédito para este periódico, de “Azorín”, Valle Inclán, Unamuno, Pío Baroja y otros escritores insignes. El preciado regalo de su alto intelecto lo había proporcionado el valimiento y la generosidad de ese poeta egregio y gran amigo de Soria, Antonio Machado. La ciudad otorga en estos días uno de los homenajes más merecidos que esa tierra noble ha podido contraer con sus más cualificados benefactores. La pluma misma de Antonio Machado dejó en estas páginas frutos selectos de su preclaro talento.

Primera de EL PORVENIR significa un caso de apostolado –lo digo con exclusión de mí mismo, en la vida y formación de un periódico.

EL PORVENIR nació completamente libre de todo compromiso político. En sus páginas vibraba siempre un hálito fuerte de honor y defensa de las libertades ciudadanas. Nuestro liberalismo no podía caber en los estrechos moldes de una política partidista.

Mi amistad con Juan Aragón, hombre bueno y soriano de corazón, sirvió para concertar una ayuda económica con el fin de “agrandar” el tamaño del periódico. Yo continué dirigiéndolo con la misma libertad que hasta entonces. Nunca he procedido, en mi actividad periodística ya antigua, con más desembarazo. Hablo de esto aquí, y ahora, porque siempre es tiempo de calmar las impaciencias de los recelosos o de los pobres de espíritu. Aquella cooperación era tan leal y tan desinteresada que, en cuanto yo me separé, con pena y por mi voluntad de la dirección del periódico, para entregarlo plenamente a los hermanos Reglero, Juan Aragón no ha tenido, como no tuvo antes, la menor intervención directa.

Yo no soy un periodista panfletario ni de temperamento combativo. Sin embargo, en este PORVENIR he escrito las cosas más fuertes de mi vida, sin ánimo de ofender ni injuriar a nadie. Pude poner pasión y equivocarme en mis juicios, pero siempre estaban garantidos por el respeto que he querido guardar a todos. El tono polémico con mis compañeros tuvo en alguna ocasión excesos de expresión. Los dictaba un pensamiento leal consigo mismo, desprovisto de todo rencor, que yo no he sentido nunca para nadie. Cuando ciertas virulencias de lenguaje recreaban a la galería con un mal entendido amor propio por nuestra parte, para hacernos eco de pequeñeces locales –que es preciso desterrar de toda colectividad que aspire a hechos de importancia- no había dentro de aquellas virulencias un átomo de mala pasión. Que lo diga, sino, mi íntimo y muy querido amigo Felipe las Heras, hombre que tuvo siempre la preocupación resuelta de hacer el bien a Soria cuyos méritos de amor al trabajo y de inteligencia me complazco en reconocer en todas las ocasiones.

La movediza política derivó las cosas de manera que Juan de Aragón presentó su candidatura a diputados a Cortes por el distrito de la capital. Y la defendí con cariño y con razones. Siendo un modesto funcionario adscrito al Distrito Forestal, y periodistas por esencia y potencia, puede hacer una campaña política señalando los errores de ese orden en que había incurrido el Sr. Vizconde de Eza, y guardando a mi antiguo amigo el respeto merecido a su persona.

Otras circunstancias políticas, ninguna de ellas apetecida ni buscadas por mí, que soy hombre desprovisto en absoluto de ambiciones de este linaje, me llevaron a combatir a los gobernadores Sres. Lueje y García Plaza. Yo pude hacer entonces todas esas campañas con plena libertad de juicio formal y de crítica serena, sin que nadie intentase la menor represalia. Lo recuerdo para hacer la debida justicia a aquellos hechos.

Por encima de todas las luchas más o menos de campanario, EL PORVERNIR CASTELLANO al igual que sus colegas locales tenía una consigna inmutable: defender y propugnar la vida progresiva de la ciudad y de su provincia.

Tengo la convicción de que este punto fundamental de una orientación necesaria subsiste en sus páginas con el fervor y el vigor de siempre.

Escribo estas cuartillas en circunstancias demasiado apremiantes. Tal vez cuando pueda disponer de un margen mayor en el tiempo y en el espacio, me decida a hacer un capítulo interesante de la vida soriana, en un periodo por cuyo desenvolvimiento me correspondió ser actor y mejor un observador desapasionado.

En este periódico, y con esas tierras, he dejado lo más intenso de mi vida y trozos de ella arrancados del corazón ¡Cómo olvidarlos y cómo no quererlos siempre!

Con el trabajo de mi pluma llevé el nombre de Soria, para enaltecerlo y defenderlo de los errores de los ignorantes, a muchos sitios. No hico otra cosa que cumplir con un deber.

Ni la distancia ni el tiempo pueden aminorar en mis afectos hondos y bien sentidos.

A los 10 años de una lejanía relativa, vuelvo al recuerdo de hechos y de cosas que se hallan impregnadas de espíritu en estas páginas del PORVENIR.

El periódico seguirá, si le acompañan entusiasmos que no han de faltarle, su trayectoria ascendente. Yo no soy un hombre de edad “escandalosa” todavía. Si me viese hoy el bueno de Juanito Brieva, prescindiendo de una baraja de “tute” que algunas veces tocaron mis manos pecadoras, me diría que me encontraba “lo mismo”.

Lo mismo pero con unos años más, amigo mío. Los hijos le muestran a uno las perspectivas pasadas. Pero no soy todavía más de lo que se dice un “hombre maduro”.

EL PORVENIR CASTELLANO no ha llegado a la madurez. ¡Veinte años es una cifra encantadora! ¡Ah, si pudiera uno volver a ella!

En plena juventud, y con el alarde que entraña este número extraordinario, ha de ir todavía muy lejos. Y en el largo camino a recorrer, con abrojos siempre, y con la alegría de vencerlos, se cumple aquel pensamiento de Antonio Machado: “La fundación de un periódico es mucho más interesante que la constitución de un comité político o la reunión de unos cuantos elementos sociales”. Un periódico es una institución de carácter permanente. Los hermanos Reglero continúan la trayectoria iniciada. Vendrán otros, nuestros hijos que seguirán el camino. La calidad del terreno recorrido no la da el vehículo en que marchamos, sino la firmeza y la seguridad en nuestros pasos.

Valladolid, 1932


VII Etapa: 18 de diciembre de 1933 - 30 de mayor de 1934

Director: Bienvenido Calvo Hernández. 

26 de diciembre de 1933


Último número del periódico: 30 de mayo de 1934.



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Máquina de escribir de la redacción de El Porvenir Castellano. Colección privada.