LEONOR IZQUIERDO CUEVAS
Biografía. Documentos. Postales. Conferencia: "Leonor Izquierdo, una mujer digna", J. Bozal Alfaro. Referencias en los periódicos de Soria.
Al final de esta página: "Leonor Izquierdo Cuevas, una mujer digna", de Jesús Bozal Alfaro
BIOGRAFÍA
LEONOR
Nace, en Almenar (Soria), el 12 de junio de
1894. Su madre: Isabel Cuevas.
Su hermana: Antonia Izquierdo Cuevas.
Su hermana: Antonia Izquierdo Cuevas.
Hija de Ceferino Izquierdo Caballero, guardia
civil, dueño de una pensión en la que se hospedó Antonio Machado. Allí conoció a
su hija, Leonor, el 21 de septiembre de 1907.
Leonor se casa con Antonio Machado a las 10 de
la mañana del día 30 de julio de 1909, en el templo parroquial de Santa María
la Mayor, de Soria.
PARTIDA DE NACIMIENTO
En la villa de Almenar a trece de junio de mil ochocientos noventa y cuatro, ante D. José Sanz Alonso, Juez municipal y D. Bernabé Milla Díez, Secretario, compareció Ceferino Izquierdo Caballero, natural del Cubo de la Solana, término municipal de ídem, provincia de Soria, de edad de veintitrés años, casado, Guardia Civil de sargento XXXX del puesto de esta villa de Almenar; con objeto de que se inscribiera en el Registro Civil una niña, y al efecto como padre de la misma declaró:
Que dicha niña había nacido a las nueve de la noche del día de ayer doce, en esta villa y habitación del declarante de la casa Cuartel.
Que es hija legítima del declarante y de su esposa Isabel Cuebas Acebes, natural de Soria, término municipal y provincial de ídem, de edad veinte y cinco años, dedicada a las ocupaciones propias de su sexo, y domiciliada en el de su marido.
Que es nieta por línea paterna de Sinforiano Izquierdo Sanz natural de Miranda de Duero, término municipal de Tardajos, provincia de Soria, difunto y de Jacinta Caballero García, natural de dicho Cubo de la Solana, mayor de edad, viuda, dedicada a las ocupaciones propias de su sexo, y vecina del mismo Cubo de la Solana; y por línea materna de Román Cuebas Sabanza, natural de Soria, difunto, y de Antonia Acebes Algarabél, natural de Villaseca de Arciel, término municipal de ídem, provincia de Soria, mayor de edad, viuda, dedicada a las ocupaciones propias de su sexo, y vecina del referido Soria.
Y que a la expresada niña se le había puesto el nombre de Leonor.
Todo lo cual presenciaron como testigos Carlos Jiménez y Saturio Borobios Sánchez, mayores de edad, casados, labradores, naturales y vecinos de esta villa de Almenar.
Leída integramente la presente acta, e invitadas las personas que deben suscribirla a que la leyeran por sí mismas, si así lo creían conveniente, se estampó en ella el sello del Juzgado Municipal, y la firmaron el Sr. Juez, el declarante y los testigos, que de todo ello como Secretario certifico.
José Sanz
Ceferino Izquierdo Caballero, Saturio Borobio, Carlos Martínez, Bernabé Milla, Secretario
MATRIMONIO
A las once de la mañana del día 30 de julio de 1909 ante don
José María Fresnedo y Juez Municipal y don Luis …. González, Secretario, se
procede a inscribir el matrimonio a que se refiere el acta que literalmente
dice:
ACTA DE INSCRIPCIÓN DEL MATRIMONIO CANÓNICO celebrado por
Doña Leonor Izquierdo Cuevas
En la Ciudad de Soria a treinta
de Julio de 1909; hayándome yo el infrascripto D. José María Fresnedo Juez
Municipal del distrito de la misma la Iglesia de la Mayor a donde me trasladé.
Para asistir, en cumplimiento de
lo dispuesto en el artículo 77 del Código civil, a la celebración del
matrimonio canónico convenido entre D. Antonio Machado Ruiz y Doña Leonor
Izquierdo Cuevas y en virtud del aviso previo que de los dos recibí en forma
declaro: Que a mi presencia ha procedido el Presbítero D. Isidro Martínez, Cura
Párroco de la iglesia de Nuestra Señora de la Mayor, a unir en matrimonio
canónico a los referidos do Antonio Machado Ruiz de edad de 33 años, de estado
Soltero, natural de Sevilla, vecino de esta Ciudad, hijo legítimo de Antonio
Machado y de Ana Ruiz y a Doña Leonor Izquierdo Cuevas de edad de quince años,
de estado Soltera, natural de Almenar y vecina de esta Ciudad habiendo asistido
a dicho acto como testigos Don Mariano Íñiguez Ortiz y Don Eduardo Simal
García, mayores dew edad, casados y de esta misma ciudad.
Y para que conste, levanto la
presente acta de inscripción del expresado matrimonio, la cual será trancripta
inmediatamente en la Sección de matrimonios del Registro Civil del Juzgado
municipal, a los efectos del artículo 77 del Código civil, firmándola conmigo
los Contrayentes y testigos.
de que certifico: José María
Fresnedo – Antonio Machado – Leonor Izquierdo – Mariano Íñiguez –Eduardo Simal
– Hay un sello del Juzgado Municipal.
El acta transcripta queda
archivada en este Registro civil, legajo número octavo
Soria 30 de Julio de 1909.
Firma:
Ante mí: Jesús Miñano
Consentimiento para contraer
matrimonio a favor de Antonio Machado Ruiz y Leonor Izquierdo Cuebas
En la Ciudad de Soria a 29 de
julio de mil novecientos nueve por el presente escrito hace constar los que
suscriben Ceferino Izquierdo Caballero de 39 años de edad casado vecino de la
Ciudad de Soria y Ana Ruiz Hernández vecina de Madrid, autorizamos para
contraer matrimonio previas las formalidades Católicas a sus hijos Antonio
Machado Ruiz y Leonor Izquierdo Cuebas.
Y para que conste firman a
continuación, como también el testigo Isidoro Martínez hay fecha…
Ana Ruiz Hernández
Ceferino Izquierdo Caballero
Isidoro Martínez Ruiz
Calle Estudios 7
EN EL CEMENTERIO DE SORIA
Fue inhumada doña Leonor Izquierdo Cuevas en el cementerio católico municipal el día 3 de Agosto de 1912 y en la sepultura nº 432 grado 2º, 1º Norte. El día 13 de Mayo de 1938 exhumados estos restos, se trasladaron a la sepultura nº 810 grado 1º, 2º Norte de este mismo cementerio, con su lápida primitiva, donde actualmente permanecen.
Ficha facilitada a Miguel Moreno Moreno por el Capellán del Cementerio, Félix Losada.. Soria 31 de agosto de 1954.
"De los datos obtenidos por el Rvdo. D. Juan González Sanz, Miguel Moreno Moreno, añade noticias sobre el emplazamiento actual de la tumba de Leonor:
Segundo Norte grado 1º nº 810. Actual. Lápida. LAPIDA SUPERIOR: Doña Leonor Izquierdo de Machado 1º de Agosto de de 1912 (está escondida)
A Leonor
Antonio
(Marmolista: Corredera Baja, 18 Madrid)
Otra lápida oculta por la anterior:
Leonor Izquierdo de Machado
nació el 12 - VI -18954
murió el 1º - VIII - 1912
Antonia Izquierdo de Cruz
nació el 17 - V - 1905
murió el 6 - XII -1943."
CERTIFICADO DE DEFUNCIÓN
****
"De los datos obtenidos por el Rvdo. D. Juan González Sanz, Miguel Moreno Moreno, añade noticias sobre el emplazamiento actual de la tumba de Leonor:
Segundo Norte grado 1º nº 810. Actual. Lápida. LAPIDA SUPERIOR: Doña Leonor Izquierdo de Machado 1º de Agosto de de 1912 (está escondida)
A Leonor
Antonio
(Marmolista: Corredera Baja, 18 Madrid)
Otra lápida oculta por la anterior:
Leonor Izquierdo de Machado
nació el 12 - VI -18954
murió el 1º - VIII - 1912
Antonia Izquierdo de Cruz
nació el 17 - V - 1905
murió el 6 - XII -1943."
Acta de defunción de Leonor Izquierdo Cuevas:
Folio 198. Nº 3889916/96
En la ciudad de Soria, a
las doce y media de la tarde del día dos de Agosto de mil novecientos doce,
ante el Sr. D. José María Fernández Moreno, Juez municipal de la misma, y D.
Luis Mariano González, Secretario, compareció D. Vicente Rubio García, natural
de ……….. distrito de ……….., provincia de Zaragoza, mayor de edad, de estado
casado, de profesión Secretario, domiciliado en esta Ciudad, calle de Plaza de
la Constitución, número 12, manifestando que Leonor Izquierdo Cuevas, natural
de Almenar, distrito municipal de idem, provincia de Soria, de diez y ocho años
de edad, de profesión su sexo, estado casada, domiciliado en esta ciudad, calle
de Los Estudios, número siete, falleció en su domicilio, a las diez de la noche
del día de ayer, a consecuencia de…, de lo cual daba parte en debida forma como
un encargo por la familia de la finada.
En vista de esta
manifestación y de la certificación facultativa presentada, el Sr. Juez
municipal dispuso que se extendiera la presente acta de inscripción
consignándose en ella, además de lo expresado por el declarante y en virtud de
las noticias que se han podido adquirir las circunstancias siguientes.
Que la referida finada
estaba casada en el acto del fallecimiento con D. Antonio Machado Ruiz, de cuyo
matrimonio no ha quedado sucesión.
Que era hija de Ceferino
Izquierdo y de Isabel Cuevas.
Que según no otorgó
testamento.
Y que a su cadáver se
habrá de dar sepultura en el cementerio católico de esta Ciudad.
Todo lo cual presenciaron como
testigos: Vicente Rubio, Félix de Miguel Nieto y Justo Morales, soltero y
casado, domiciliados nuestra ciudad.
Leída íntegramente este acta e
invitadas las personas que deben suscribirla a que la leyeran por sí mismas, si
así lo creían conveniente, se estampó en ella el sello del Juzgado municipal y
la firmaron el Sr. Juez, declarante y testigos, de todo ello como secretario
certifico.
Firman: Vicente Rubio, Justo Morales, Félix de Miguel
(Juez: José María Fernández Moreno. Secretario: Vicente Rubio
García.)
CERTIFICADO DE DEFUNCIÓN
ACTA DE DEFUNCIÓN DE LEONOR
Nº 468
Dª Leonor Izquierdo consorte de
D. Antonio Machado
En el día tres de agosto de mil
novecientos diez, yo el infrascrito Cura Párroco de la de Santa María la Mayor
de la ciudad de Soria, Obispado de Osma, mandé dar sepultura eclesiástica, como
se efectuó en el cementerio de dicha ciudad, al cadáver de Dª Leonor Izquierdo
Cuevas, natural de Almenar, Diócesis de Osma, legítima consorte de D. Antonio
Machado, y vecina de la expresada parroquia de Santa María la Mayor. Falleció a
las diez de la noche del día primero del expresado mes y año a la edad de diez
y ocho años, habiendo recibido todos los sacramentos. No hizo testamento y por
disposición del esposo se le hizo con Misa de cuerpo presente con ministros, y
en la misma forma se le dirá un oficio de
Y para que conste lo firma fecha ut supra.
Isidoro Martínez
* * * * * * * *
Llegada de la Madre de Antonio Machado al entierro de Leonor
(El Porvenir Castellano, 1 de agosto de 1912)
Llegada de la Madre de Antonio Machado al entierro de Leonor
(El Porvenir Castellano, 1 de agosto de 1912)
Salida hacia Madrid de Antonio Machado y su madre
(El Porvenir Castellano, 8 de agosto de 1912)
(El Porvenir Castellano, 12 de agosto de 1912)
Misa por el alma de la Sra. Dª Leonor Izquierdo de Machado
(El Porvenir Castellano, 5 de septiembre de 1912)
Referencias a Felipe Gallo y encargo de agradecimiento de Antonio Machado al doctor Guisande
(El Porvenir Castellano, 5 de septiembre de 1912)
Referencias a Felipe Gallo y encargo de agradecimiento de Antonio Machado al doctor Guisande
El Porvenir Castellano, 20 de febrero de 1913
El Porvenir Castellano, 31 de julio de 1913
El Porvenir Castellano, 4 de agosto de 1924
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POSTALES DE LEONOR Y IZQUIERO
Y ANTONIO MACHADO
Y ANTONIO MACHADO
Postal fechada, seguramente, en 1910. Original: familia.
“Queridas abuela y tía Concha:
reciban mil afectos a David y Conchita de su nieta y sobrina que no las olvida.
Leonor. Muchos afectos y toda suerte de prosperidades. Antonio.”
******
Portada de la postal: La Sorbonne (Paris)
Reverso de la postal: La Sorbone (Paris) (Original: Familia Leonor)
Esta tarjeta está fechada el 21 de febrero de, seguramente, 1912, cuando el matrimonio Antonio Machado y Leonor Izquierdo residían en París gracias a la beca de Ampliación de Estudios concedida por el Gobierno de España.
Como se puede observar, el sello (dos superpuestos) es exactamente igual al que adjuntamos, extraído de otra tarjeta postal de la época (ver modelo). Podemos leer: PARIS – 25, 17`45 h., 21 – 2 (febrero), R. (rue) DANTON. Debajo, a la izquierda, figura el remite: Rue Perronet – 2. En esa calle estaba el hotel Médicis, en el que ya había estado alojado Antonio Machado en un viaje anterior a París. Las dos calles, Danton y Perronet, están situadas en el Barrio Latino de la capital francesa, muy cerca las dos de la Plaza Saint-Germain-des-Près y entre sí.
Texto de la postal (Antonio Machado y Leonor):
Sra. Doña Antonia Acebes, Vda. de Cuevas
Calle del Campo, 2
Soria
Querida abuela:
Ya nos tiene en París, gozando de perfecta salud, contentos y satisfechos de nuestra…., pero recordando mucho a Vds. A quienes deseamos toda suerte de prosperidades.
Antonio
Y muchos besos de su nieta Leonor
Rue Perronet - 2
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I Centenario Antonio Machado (1907-2007)
Seminario Leonor: El influjo de Leonor en la obra de Antonio Machado
Leonor Izquierdo Cuevas
Una mujer digna
Por Jesús Bozal Alfaro
Fundación Antonio
Machado de Collioure
Soria, 19 de octubre de 2007
Es un hecho que la figura
de Leonor Izquierdo Cuevas, hija del matrimonio soriano, Ceferino Izquierdo
Caballero e Isabel Cuevas Acebes, sigue siendo un pequeño misterio; un
personaje real y literario todavía por descubrir y describir. Se ha hablado y
escrito mucho, sin embargo, de lo joven que era – 15 años - cuando se casó con
Antonio Machado, del lugar en donde nació, el castillo de Almenar, de la casa
en donde murió, calle de los Estudios 7; pero, salvo las dos fotografías de su
boda, muy pocos documentos más han venido a completar su corta biografía.
Era, según la descripción
que hizo José Tudela en 1958, en una conferencia que leyó en París: baja, menuda, enfermiza, nerviosa, viva, de
familia humilde, de tíos barberos y practicantes, bella, austera, sencilla, ingenua,
tímida. Tuñón de Lara, Gervasio Manrique, Pedro Chico y Rello, Mariano
Granados Aguirre, José Posada, y otros amigos y estudiosos machadianos se han
acercado a su perfil en los mismos o parecidos términos.
De todos los adjetivos
que se le han atribuido, nosotros destacaríamos el que le dedicó José María
Palacio en un artículo publicado, tres días después de su muerte, en El Porvenir Castellano: “Doña Leonor Izquierdo de Machado, tan joven,
tan buena, tan bella, tan digna del
hombre en cuyo corazón es todo generosidad y en cuyo cerebro dominan
potentes destellos de inteligencia, ha muerto, y ¡parece mentira! ¡Pobre
Leonor!”[1]
Una de las pocas novedades
sorianas que ha aportado el I Centenario de la llegada a Soria de Antonio
Machado ha sido precisamente la hipótesis del lugar exacto de su primer
encuentro. En efecto, en un artículo publicado en el Heraldo de Soria, el 25 de abril pasado, Julio Santamaría Calvo, en
base a una revisión del padrón de 1905, afirmaba que la familia de Leonor
Izquierdo habría estado empadronada, desde finales del mes de septiembre de
1907, en la pensión –Calle del Collado 50- de su tía, Concha Cuevas Acebes, cuya
fotografía y la de su marido es portada en la revista IDIOMAS, de la EOI de
Soria.
La hipótesis parece
verosímil si tenemos en cuenta que, según se desprende del expediente militar,
entregado por la Sección Guardia Civil del Archivo General del Ministerio del
Interior a Ramón Fernández Palmeral, con fecha 7 de noviembre de 2006, al padre
de Leonor, Ceferino Izquierdo Caballero, le concedieron licencia absoluta de
guardia civil el 31 de agosto de 1907. Tenía entonces 37 años. Es decir, cinco
menos que Machado. Así que es muy probable que Antonio Machado y Leonor
Izquierdo hubieran convivido en la misma pensión desde la llegada de ambos a
Soria.
De su educación,
costumbres, aficiones, creencias, sabemos muy pocas cosas contrastadas. Recordando
una de las visitas que hiciera a Leonor mientras tomaba el sol y el aire en El Mirón, José María Palacio destaca lo
que podría ser un pequeño y significativo rasgo de su personalidad: “Cuando yo llevé las rosas estaba sola
Leonor. ¡Y cuánto la alegraron nuestras flores!” Poco más.
En una época en la que la
mujer ejercía, oficialmente, “las labores
propias de su sexo”; en la que se podía leer en el Porvenir Castellano[2] que “La sociedad española no ha despertado más
ideal en la mujer que el matrimonio”; en una provincia, Soria, en la que,
en 1900, el 61´21%[3] de las mujeres eran
analfabetas, frente al 31´64% de hombres, y se debatía la posibilidad de que la
mujer pudiera[4] ser ella misma,
instruirse, y no solo “esposa, madre e
hija”; en una sociedad, en fin, estructurada de esta manera no debe de sorprender
que la mujer del Vice-Director del Instituto General y Técnico, Antonio
Machado, no haya sido objeto todavía de una mínima biografía.
Antes de
abordar el influjo de esta mujer soriana en la vida y en la obra poética de
Antonio Machado, nos parece importante subrayar que su presencia en dicha obra
coincide con su muerte. Y será después, instalado en Baeza, cuando el poeta
sevillano la incorpore a su mundo poético, componiendo en torno a su figura
desaparecida ya versos verdaderamente hermosos.
I
LEONOR: NIÑA o MUJER.
Como acabamos de decir,
Leonor Izquierdo tenía, cuando se casó, 15 años, frente a los 33 de Antonio
Machado. “Apenas sabemos nada acerca del desarrollo de la relación que, de
entrada, desconcierta por la poca edad de Leonor”, insiste Ian Gibson en su
Ligero de equipaje[5]. En efecto, poco
se sabe de esa relación, pues, aunque no se ha destacado apenas este rasgo de
su carácter, la discreción –la discreción- fue una de las virtudes que más
cultivó Antonio Machado a su paso por Soria. Cuando se casaron, el 30 de junio
de 1909, Antonio Machado sólo se quejó de la
ceremonia –la ceremonia-, que calificó como “un verdadero suplicio”[6]. Las
muestras de intolerancia que, al parecer, tuvo que soportar el matrimonio, no
empañaron en absoluto su absoluta admiración por la ciudad y por sus gentes: “Soria –proclamaría, junto a la ermita de
San Saturio, en 1932- es una escuela
admirable de humanismo, de democracia y de dignidad.”
También conocían aquella
relación, José María Palacio, casado con una prima de Leonor, D. Gregorio
Martínez Martínez, Director del Instituto General y Técnico, y el catedrático
del Instituto, D. Federico Zunón, que fue el encargado de hacer la petición de
mano, en nombre de la madre de Antonio Machado, y cuya fotografía, junto a la
de su esposa y sus tres hijos sorianos, va a ser publicada muy pronto en un
libro. Y conocían así mismo a Leonor muchos de los habitantes de Soria:
vecinos, amigas, amigos, familia, etc. Es decir que la niña, la amiga que juega
con sus amigas, la soriana, la hija de sorianos, Leonor Izquierdo, fue siempre
para ellos, y para nosotros, por supuesto, la mujer que decidió compartir con
Antonio Machado -uno de los intelectuales más importantes de la historia
contemporánea española- los últimos tres años de su vida. ¿No es esto
sencillamente bastante?
LEONOR: MUJER REAL Y
PERSONAJE LITERARIO.
Leonor aparece en la obra
poética de Antonio Machado muy poco antes de su muerte, en un poema
descubierto, en 1989, por la profesora María Luisa Lobato, y que no forma parte
de ninguna antología aprobada por el poeta. El poema se titula: Yo buscaba a Dios un día. En él, Antonio
Machado habla de ella como:
La
muerte ronda mi calle
llamará.
¡Ay, lo que yo más adoro
se
lo tiene que llevar!
La muerte parece inminente:
La muerte llama a mi puerta.
Quiere
entrar.
Y, entonces, el poeta no
puede contenerse y reta y suplica a quien él considera autor de la injusticia:
¡Ay! Señor, si
me la llevas
ya
no te vuelvo a rezar.
¡Ay!, mi corazón se rompe
de dolor.
¿Es
verdad que me la quitas?
No la quites, Señor.
Muerta, el poeta vuelve a repetir la
misma idea[7] en un
poema publicado, éste sí, en Campos de
Castilla:
“Señor, ya me arrancaste lo que más quería.
Oye otra vez, Dios mío, mi corazón clamar.
Tu voluntad se hizo, Señor, contra la mía.
Señor, ya estamos solos mi corazón y el mar.”
(CXIX)
Machado parece fundir en esas
expresiones, separadas únicamente por el tiempo (presente-pasado), todos sus
sentimientos, todos sus años de convivencia, discreta e íntima, respetable y
real, con su mujer. “Lo que más adoro”,
“Lo que más quería” es el testimonio
de la presencia real de Leonor en la vida de Machado, cuya “voluntad humana” de continuar con esa
relación se enfrenta en combate perdedor con la “voluntad divina” de que eso no ocurra así:
“Señor, ya me arrancaste lo que más quería.
Oye otra vez, Dios mío, mi corazón
clamar.
Tu voluntad se hizo, Señor, contra la
mía.
Señor, ya estamos solos mi corazón y el mar.”
(CXIX)
* Leonor se ve representada, en otros
poemas, por el pronombre ella,
con mayúscula unas veces, y con minúscula, otras:
“¡Ay,
ya no puedo caminar con ella![8]”, con minúscula;
“esta
amargura que me ahoga fluye
en esperanza de Ella[9]”, con mayúscula.
En el primer caso, ella representa a su compañera; en el
segundo, el sueño frustrado, la ausencia añorada que le produce dolor y
esperanza a la vez.
* Leonor es también el tú, evocación soñada de un pasado
vivido, verdadero:
“Soñé que tú
me llevabas
por una blanca vereda,
en medio del campo verde,
hacia el azul de las sierras,
hacia los montes azules,
una mañana serena.
Sentí tu
mano en la mía,
tu mano de compañera,
tu voz de niña en mi oído
como una campana nueva,
como una campana virgen
de un alba de primavera.
¡Eran tu voz
y tu mano,
en sueños, tan verdaderas!...
Vive, esperanza, ¡quien sabe
lo que se traga la tierra!
(CXXII)
La voz de niña –real- le acerca al
tú, a ella, al ser cercano, próximo, compañero. La mano se convierte en el
símbolo nostálgico del apoyo, del respeto, de la generosidad. Curiosamente, cuando
tanto se sigue insistiendo en la condición de niña de Leonor, Antonio Machado
destaca el hecho de que fuera ella, Leonor, su mujer: “quien asentó mis pasos en la tierra”[10]:
“Mas hoy… ¿será porque el enigma grave
me tentó en la desierta galería,
y abrí con una diminuta llave
el ventanal del fondo que da a la mar sombría?
¿Será porque se ha ido
quien asentó mis pasos en la tierra,
y en este nuevo ejido
sin rubia mies, la soledad me aterra?
No sé, Valcarce, mas cantar no puedo;
se ha dormido la voz en mi garganta,
y tiene el corazón un salmo quedo.
Ya sólo reza el corazón, no canta.”
(A Xavier Valcarce)
* Leonor
aparece una única vez, en su obra poética, con su nombre propio, LEONOR: “¿No ves, Leonor,…?” En ese momento, y
para siempre ya, Leonor adquiere la talla de una personalidad perfectamente
definida, autónoma, independiente de la del poeta, a quien éste evoca, desde la
distancia, desde el sueño -más fuerte y más puro, muchas veces, que la
realidad-, con absoluto respeto y devoción:
“Allá, en las tierras altas,
por donde traza el Duero
su curva de ballesta
en torno a Soria, entre plomizos cerros
y manchas de raídos encinares,
mi corazón está vagando, en sueños…
¿No ves, Leonor,
los álamos del río
con sus ramajes yertos?
Mira el Moncayo azul y blanco; dame
tu mano y paseemos.
Por estos campos de la tierra mía,
bordados de olivares polvorientos,
voy caminando solo,
triste, cansado, pensativo y viejo.”
(CXXI)
Leonor, esa niña de la
que tanto se habla, personaje anónimo, secundario para los demás, no lo fue
nunca para Antonio Machado. Sólo es niña para él cuando muere, porque en ese
momento, el tú, el ella, la mano, la voz, la evocación de su nombre, pierden
todo su significación anterior, frente a la presencia real del cuerpo inmóvil,
derrotado, muerto. El sentimiento del amor conyugal se transforma entonces,
solo entonces, con toda la fuerza que ocasiona el dolor por la pérdida de un
ser querido, en sentimiento de piedad. El poeta ya no canta, reza, conmovido,
ante el cadáver del ser humano, joven además, de la niña, a la que la muerte,
cruel, inmisericorde, ha arrebatado la vida. Sentimiento humano que todos
nosotros hemos expresado alguna vez en nuestra vida ante una situación
parecida. El hombre o la mujer que, como mi madre, va a recoger el cadáver de
su novio/novia, muerto en el frente de una guerra fraticida. De ahí que el
poema nos parezca tan cercano, tan claro, tan sencillo, tan plegaria
amorosamente humana:
“Una noche de verano
-estaba abierto el balcón
y la puerta de mi casa-
la muerte en mi casa entró.
Se fue acercando a su lecho
-ni siquiera me miró-
con unos dedos muy finos,
algo muy tenue rompió.
Silenciosa y sin mirarme,
la muerte otra vez pasó
delante de mí. ¿Qué has hecho?
La muerte no respondió.
Mi niña quedó tranquila,
dolido mi corazón.
¡Ay, lo que la muerte ha roto
era un hilo
entre los dos!
(Lora del Río, 1913, CXXIII)
El concepto “niña” en la poesía de
Antonio Machado no tiene nada que ver con la edad. Para él, el niño, la niña,
lo infantil, es lo más noble de lo humano:
“una
mujer para un hombre, - escribe a Guiomar - como yo al menos, es siempre una niña.” [11]
“Yo también, a pesar de mis impurezas, y de mi larga experiencia de la
vida, me siento a veces niño, sobre todo cuando estoy a tu lado. Y lo más
grande del amor consiste en esto; que hace revivir en nosotros lo infantil, que es lo más noble de lo
humano.”[12]
Antes de morir, Leonor, para Machado,
fue siempre la mujer, su mujer, su igual-diferente. Y así lo deja escrito en
las cartas –correspondencia privada- que escribe a Rubén Darío, Juan Ramón
Jiménez, Unamuno, Pedro Chico y Rello,…
Citaré
sólo algunos ejemplos:
“Una enfermedad de
mi mujer, que me ha tenido muy preocupado y
convertido en enfermero”, escribía a Ruben Darío en julio de 1911.
“Voy camino de Soria en busca
de la salud de mi mujer”, escribe al mismo Ruben Darío, dos meses
más tarde.
“Hace dos años me casé y una
larga enfermedad de mi mujer a quien adoro, me tiene muy entristecido.”,
escribe a Juan Ramón Jiménez.
“Cuando perdí a mi mujer pensé pegarme un tiro.”; “Mi
mujer era una criatura angelical
segada por la muerte cruelmente. Yo
tenía adoración por ella; pero sobre el amor está la piedad. Yo hubiera
preferido mil veces morirme a verla morir, hubiera dado mil vidas por la suya.
No creo que haya nada extraordinario en este sentimiento mío. Algo inmortal hay
en nosotros que quisiera morir con lo que muere. Tal vez por esto viniera Dios
al mundo. Pensando en esto, me consuelo algo. Tengo a veces esperanza. Una fe
negativa es también absurda. Sin embargo, el golpe fue terrible y no creo
haberme repuesto. Mientras luché a su lado contra lo irremediable me sostenía
mi conciencia de sufrir mucho más que ella, pues ella, al fin, no pensó nunca
en morirse y su enfermedad no era dolorosa. En fin, hoy vive en mí más que nunca y algunas veces creo firmemente
que la he de recobrar. Paciencia y humildad.” (Carta a Unamuno,
después de mayo de 1913).
“Cinco años en la tierra de Soria, hoy para mí sagrada –allí me casé; allí perdí a mi esposa, a quien
adoraba-, orientaron mis ojos y mi corazón hacia lo esencial castellano.”
(Prólogo a “Campos de Castilla”, 1917)
“Vive usted en un pueblo
al que profeso un cariño entrañable. Si la felicidad es algo posible y real – lo que a veces pienso – yo la identificaría mentalmente con los
años de mi vida en Soria y con el amor de mi mujer - a quien, como V. sabe, no me he
resignado a perder pues su recuerdo constituye el fondo más sólido de mi
espíritu…. No puedo hacerlo porque mi vida –con harto dolor de
corazón- me ha alejado de Soria.” (Carta a Pedro Chico y Rello, 1919)
La mujer para Machado es
lo diferente, lo otro del hombre, a su mismo nivel en todos los órdenes. Tan
convencido está de no ser más que Leonor, ni más que los sorianos y las
sorianas con las que compartió todo durante cinco años de su vida, que no duda
en expresar su opinión, en 1913, sobre el papel de la mujer y del hombre en la
España de su época:
“No he sido nunca mujeriego y me repugna toda pornografía. Tuve
adoración a mi mujer y no quiero volver a casarme. Creo que la mujer española alcanza una virtud insuperable y que la
decadencia de España depende del predomino de la mujer y de su enorme
superioridad sobre el varón.”[13]
Una frase parecida
aparece en el último libro de Isabel Allende: “La suma de los días.”
Y esa mujer, la mujer
española, no era una mujer desconocida. En absoluto. Se llamaba Leonor Izquierdo
Cuevas, y se llamaba como todas aquellas mujeres que en aquel año de 1907
pedían limosna, en Soria, durante los actos organizados con motivo del
natalicio, aquel año, del hijo del Rey Alfonso XIII, Alfonso Pío Cristino
Eduardo:
“Por eso el
reparto de limosnas –escribe Benito Artigas Arpón en Tierra Soriana[14]- se vio
extraordinariamente concurrido. Quinientas madres o hermanas, pálidas,
anémicas, consumidas por las privaciones, víctimas de la miseria, acudieron a
donde la Caridad se ejercía.
Iban con los ojos enmatecidos por el llanto.
¡Quinientas madres o hermanas en éxodo trágico!
¡La tercera parte de la población indigente!
Y se pretendía que en el arca del llanto se colgaran
vistosas telas.”
Eran,
todas, mujeres de Soria, mujeres de España, como Leonor, sabias y dignas.
II
LEONOR: UN PERSONAJE DE LITERATURA
Leonor, en la obra de
Machado, es uno más de los personajes literarios con los que completa su
universo poético. Leonor, ser real, con una biografía perfectamente delimitada,
aunque desconocida, se convierte, en la poesía de Antonio Machado, en un
personaje que responde a una cierta concepción de su discurso poético.
Pero, para evitar
equívocos sobre la presencia de sus personajes en su obra, puntualiza: “No es la lógica lo que el poema canta, sino
la vida, aunque no es la vida lo que da estructura al poema, sino la lógica.”[15]
Es decir que, admitiendo que
Leonor pueda ser considerada como un personaje literario, todo lo que sobre
ella escribe tiene su origen en la experiencia de la vida compartida. La figura
de Leonor admite, en ese sentido, como no cesan de repetir los especialistas,
una doble lectura: “de frente” y “al sesgo”; ser real, ser imaginado; Leonor y
Leonor.
Antonio Machado, por lo
tanto, no entiende la lírica al margen de la vida, al margen del “pensar genérico”,
contexto histórico de todos y cada uno de sus personajes:
“Se ignoraba, o se aparentaba ignorar, que un poema es –como un cuadro,
una estatua o una catedral-, antes que nada, un objeto propuesto a la
contemplación del prójimo, y que no sería tal objeto, que carecería en absoluto
de existencia, ni no estuviese construido sobre el esquema del pensar genérico,
si careciese de lógica, si no respondiese, de algún modo, a la común estructura
espiritual del múltiple sujeto que ha de contemplarlo.” (Reflexiones sobre
la lírica).
“El poema sería ininteligible, inexistente para su propio autor, sin
esas mismas leyes del pensar genérico, pues sólo merced a ellas puede el poeta
captar el íntimo fluir de su conciencia, para convertirlo en objeto de su
propio recreo.” (Reflexiones sobre la lírica).
“Todo producto del arte, por humilde que sea, estará siempre dentro de
la ideología y de la sentimentalidad de una época.” (Reflexiones sobre la
lírica).
Pero, además, como terminaba Marina
Durañona, profesora de la Universidad de Buenos Aires, la conferencia que dio
aquí, en Soria, en 1994: “Leonor y la
verosimilitud del sueño creador”:
“Pero además, si Leonor es ella (el
personaje de literatura, por decirlo de alguna manera), Soria es mucho más que
el telón de fondo de los años de una vida compartida; es “el paisaje soñado” desde la quimera de un todavía jamás cerrado. Es
la tierra del misterio que al no dejar saber “lo que se traga la tierra“ abre el vaso comunicante de los
complementos machadianos: yo - tú; presencia - ausencia; esperanza -
desesperanza. Es el piso que dibuja inmortalmente la huella de una pisada
memorable. Como La Mancha dibuja aún la de Quijote o como la lejana pampa
argentina reproduce la de Martín Fierro.
Soria soñada es tierra
de milagro siempre vigente; de caminos mágicamente recuperados para quien se
lleve en el daguerrotipo de la retina y de las galerías del alma la imagen
inalterable de las rudas moles de piedra estampadas en palabras entre las que
resuena con eco inacabable el nombre de Leonor.”
Porque las imágenes
poéticas no son sino una parte de las imágenes que el escritor, Antonio Machado,
quiere proyectar, intenta enviar a sus lectores, de su experiencia vivida en
Soria. Es esa experiencia de la vida que tan bien ha explicado Julián Marías en
su artículo, Antonio Machado y la
Experiencia de la vida:
“Y surge la experiencia de su propia vida en un lugar definido:
Yo en este
viejo pueblo paseando
solo, como un
fantasma.
Y la experiencia de la vida de los demás, con los cuales se
siente en comunión fraterna.
Y la historia entera: la vida que pasa aquí y ahora: en
Soria, en Castilla, en la ribera del Duero, entre San Polo y San Saturio, junto
a los álamos del amor. La vida de que Antonio Machado tiene experiencia, la de
cada cual, circunstancial y única, destino libremente aceptado, porque “nadie
elige su amor”.
Todo
eso que nos legó “en esa magia, ese
encanto o hechizo de comunicación que es el carmen, el poema, esa forma viviente que es capaz de transmigrar sin
alterarse, sin perder su temblor, de un alma a otra alma.”
El
poema es el milagro que dignifica absolutamente la experiencia de la vida, de
la vida en Soria, de Leonor Izquierdo Cuevas, hija de Ceferino Izquierdo
Caballero y de Isabel Cuevas Acebes.
Ese es el milagro poético
y humano al que contribuyó, con su presencia real e imaginada, Leonor Izquierdo
Cuevas. Porque, volviendo al título del Seminario, es indudable que Leonor
Izquierdo ejerció un influjo en la obra de Antonio Machado. Fue ella quien,
como escribe él, “asentó mis pasos sobre la tierra”. Sobre la tierra de Soria. Y le hizo
comprender mejor la tierra y las gentes que la habitaban. Porque, contra lo que
parece algunas veces, Antonio Machado no vivió, entre 1907 y 1912, en una
ciudad vacía.
III
LEONOR, LA MUSA.
A pesar de la insistencia
de Antonio Machado en asociar a su mujer con Soria; a pesar de que fue aquí, en
Soria, en donde se produjo el milagro del amor (Nadie elige su amor), Leonor sigue siendo un personaje casi
marginal.
Leonor no es ni siquiera
una musa al uso; no forma parte, por falta de datos, por falta de interés, de
las grandes musas, con biografía propia, de los grandes hombres de todos los
tiempos: Elsa Triolet, escritora
rusa, la mujer de Louis Aragon; Gala
(Helena Dmitrievna Diakonova), de Paul Eluard; Jacqueline Roque, de Pablo Picasso, etc.
Y, sin embargo, Leonor es
un actor fundamental –real- en la vida de uno de los escritores españoles más
importantes de la literatura universal: es la representación más natural del
otro, de lo otro, de la mujer junto al hombre, de lo otro junto al yo, de la
diferencia, de la complementariedad. Fue la mujer, la voz, la mano, amigas, con
las que Antonio Machado compartió la vida, lo más íntimo, lo más natural, lo
más humilde, y lo más grandioso al mismo tiempo, aquí, en Soria.
Murió, es verdad,
demasiado joven; pero queda en el recuerdo, humano y literario, como la mujer
de Don Antonio Machado, la mujer soriana, que le ayuda a comprender mejor la
vida en Soria, la vida en Castilla, la
vida en España, la vida de todos los días en una parte concreta del
planeta. Leonor es, en definitiva, la representante, el símbolo permanente, de
esos habitantes “sabios y dignos”; de esa Soria “maestra de castellanía, que siempre nos invita a ser lo que somos y
nada más. ¿No es esto bastante?”
Si es bastante para el
poeta, para uno de los intelectuales más importantes de la España Contemporánea,
¿por qué no lo es para muchos intelectuales de hoy en día, que siguen sin
convencerse de que Soria, Leonor Izquierdo, Antonio Machado, esa comunión
perfecta entre los dos, poeta y pueblo de Soria, de la que habla Julián Marías,
sea bastante.
Por eso, haciendo alusión
otra vez al título de este Seminario, yo diría, con toda humildad pero con toda
la fuerza que me da el convencimiento de ello, que Leonor no solo tuvo un
influjo decisivo en la obra poética de su marido, Don Antonio Machado, sino que
además ella es también un símbolo claro de la Soria sabia y digna; de la España
sabia y digna; del pueblo soriano y español, sabio y digno, al que el poeta
alude siempre con respeto y admiración:
“Mi amor a Soria es grande; y el tiempo, lejos de amenguarlo, lo depura
y acrecienta. Pero en ello no hay nada que Soria tenga que agradecerme. ¿Quién en mi caso no llevaría a esa tierra
en el alma?” [16]
Muchas gracias.
REFERENCIAS
UNA CARTA DE MACHADO A SU MADRE
"El recuerdo de Antonio Machado, golpeado por la enfermedad de su esposa y al que la escasez económica acecha como un lobo en Soria, pone un nudo en la garganta cuando se lee una cara dirigida a su madre que el equipo de investigación cree inédita. La pulcritud de las letras -ordenadas, apretadas y con los márgenes exquisitamente contados en los inicios de párrafo- contrasta con el dramático contenido:
"Querida mamá (....) Leonor se encuentra un poco repuesta de la última crisis. Yo he llegado a concebir la esperanza de que, si se acentúa un poco su mejoría y cobrase alguna fuerza, pudiéramos ir a Madrid para que Hausser y algún especialista la tratase", escribe el poeta.
Sería vano que yo tratase de ocultarte mi sufrimiento; pero también has de tener en cuenta que con las grandes calamidades vienen las grandes resignaciones; que yo tengo el consuelo de poderme consagrar a cuidarla y el cumplimiento de lo que el cariño y el deber me imponen no puede determinar en mi un estado de espíritu de violento y agudo dolor, sino de triste conformidad con lo irremediable", agrega la misiva.
Manuscritos inéditos arrojan luz sobre la vida y obra de Antonio Machado. Santiago Belausteguigoitia. Sevilla. EL PAÍS, 21 de febrero de 2004.
BIBLIOGRAFÍA
1) CUADERNOS HISPANOAMERICANOS, 382: Leonor y Guiomar en algunos poemas de Antonio Machado. Abril, 1982, pp. 156-167.
2) Revista de Soria. 1976. Homenaje a Leonor.
Nuestro homenaje a Leonor.
De mi reciente visita a Leonor en el Alto Espino. Benito del Riego.
Leonor, esposa breve y musa permanente de Antonio Machado. Alicia Cuenca García.
Leonor, esposa breve y musa permanente de Antonio Machado. Alicia Cuenca García.
Algunas noticias más sobre Machado y Leonor. Miguel Moreno y Moreno.
Almenar, donde nació la musa inspiradora de Machado. Victor Higes Cuevas.
Almenar, donde nació la musa inspiradora de Machado. Victor Higes Cuevas.
TUDELA, José: Biografía de un sublime amor.
Leonor Izquierdo, la muñeca de oro. G. Manrique de Lara.
“...dame tu mano y paseemos” “¿No ves, Leonor, los álamos del río con sus ramajes yertos?”. Isaías Pascual Moreno.
Esquina de Teatinos. Manuel Pedro Seseña Amezún.
La hermana de Leonor. Pedro Chico y Rello.
Entrevista con Leonor Izquierdo Cuevas de Machado. Celestino Monge.
¿Por qué...... Por qué? Rafael Bermejo Mirón.
Peregrinaje Machadiano-Leonorino. María Paz Hortega.
En el centenario del nacimiento de Antonio Machado. María Paz Hortega.
Preguntas y respuestas. Mas de 120.000 kilómetros ha recorrido un soriano para da a conocer las rutas machadianas. Terrel Sanz.
DIEZ, Jesús: Las amigas de Leonor la acompañaban en sus paseos.
JIMENEZ VALTUEÑA, Félix: Leonor, maestra del maestro.
JIMENEZ VALTUEÑA, Félix: Antonio Machado y Pequeña Leonor.
Leonor. Tríptico. Pablo Luis Velilla Alcubilla.
“...dame tu mano y paseemos” “¿No ves, Leonor, los álamos del río con sus ramajes yertos?”. Isaías Pascual Moreno.
Esquina de Teatinos. Manuel Pedro Seseña Amezún.
La hermana de Leonor. Pedro Chico y Rello.
Entrevista con Leonor Izquierdo Cuevas de Machado. Celestino Monge.
¿Por qué...... Por qué? Rafael Bermejo Mirón.
Peregrinaje Machadiano-Leonorino. María Paz Hortega.
En el centenario del nacimiento de Antonio Machado. María Paz Hortega.
Preguntas y respuestas. Mas de 120.000 kilómetros ha recorrido un soriano para da a conocer las rutas machadianas. Terrel Sanz.
DIEZ, Jesús: Las amigas de Leonor la acompañaban en sus paseos.
JIMENEZ VALTUEÑA, Félix: Leonor, maestra del maestro.
JIMENEZ VALTUEÑA, Félix: Antonio Machado y Pequeña Leonor.
Leonor. Tríptico. Pablo Luis Velilla Alcubilla.
Riera, Carolina. Hebe. Leonor Izquierdo Cuevas (1875-1912), Ediciones Rilke (Madrid).
Rincón poético. Campos de Castilla. Antonio Machado.
RIOXA, Pedro de: Presencia de Antonio Machado.
Glosario lírico sobre versos de Antonio Machado. Gumersindo García Berlanga.
RIOJA, Roberto: El olmo de Machado fue hondamente sentido por Manuel Dicenta.
PITA ROMERO, Leandro: “Con pluma ajena. – Los Machado.”
FUENTENEBRO, Francisco: Carta a Collioure.
ALVAREZ, Rafael: Del padre de los Machado.
Libros y Revistas. B. S. Miguel Moreno y F. F.
RIOXA, Pedro de: Presencia de Antonio Machado.
Glosario lírico sobre versos de Antonio Machado. Gumersindo García Berlanga.
RIOJA, Roberto: El olmo de Machado fue hondamente sentido por Manuel Dicenta.
PITA ROMERO, Leandro: “Con pluma ajena. – Los Machado.”
FUENTENEBRO, Francisco: Carta a Collioure.
ALVAREZ, Rafael: Del padre de los Machado.
Libros y Revistas. B. S. Miguel Moreno y F. F.
CONFERENCIAS
Ponencia en el Congreso “La mujer en la literatura.” Soria. Julio, 1984. “Leonor y la verosimilitud del sueño creador.” Marina Durañona.
[1] “Doña Leonor Izquierdo”, José María Palacio, El Porvenir Castellano, 5 de agosto de
1912.
[2] 28 de octubre de 1912
[3] Más de cien
años de Historia de las Escuelas de Soria, Carmen Calvo. Luzuriaga, L: El analfabetismo en España, Madrid, J.
Cosano, 1926, pp. 69-70.
[4] El Porvenir Castellano, 5 de marzo de 1917.
[5] Ligero de
equipaje, p. 205.
[6] Carta IV a Guiomar.
[7] CXIX de Campos de
Castilla
[8] (Caminos, CXVIII, 1913, Campos de Castilla)
[9] (CXXIV, Campos de Castilla)
[10] Poema CXLI de Campos de Castilla. Publicado en el
libro de Valcarce, Poemas de la prosa,
1913.
[11] Carta XXIV a Guiomar.
[12] Carta XXIV a Guiomar.
[13] Autobiografía escrita en 1913 para una proyectada
antología de Azorín.
[14] Tierra Soriana,
16 de mayo de 1907
[15] Reflexiones sobre la
lírica.
[16] Carta a José Tudela, 1924).