ALUMNOS DE MACHADO
Abrimos esta página con el
objetivo de publicar, en la medida de lo posible, los retratos, y una pequeña
reseña biográfica, de las alumnas y los alumnos de Don Antonio Machado en el
Instituto General y Técnico de Soria.
La lista que aquí se publica
puede no ser completa. La colaboración, en ese sentido, parece imprescindible.
De manera que esta página estará siempre abierta, actualizando datos
contrastados que se vayan encontrando. Muchas gracias. FAM. Correo: antoniomachado_2007@yahoo.es
Curso 1908-1909
Conrado
Arciniega Carnerero
Adolfo Bujarrabal Gómez
Mariano
del Olmo Martínez
Alejandro
Elvira Miguel
Amancio
Ergueta Frías
Ignacio
Fernández Barcón
Pablo
Hernández Muñoz
Luciano
Izquierdo Lafuente
Pedro
Millán Benito
2º Curso
Ignacio
Carrascosa Ridruejo
Andrés
Galmes Nadal
Francisca
Gómez Gómez
Ricardo
Hernando Bel
Teófilo
Molinero Lumbreras
Blas
Taracena Aguirre
Agustín
Villanueva Alonso
CURSO 2011-2012
(Fuente:
Memoria Instituto General y Técnico de Soria. Curso 1911-1912.Don
Agustín Santodomingo López, Catedrático y Secretario. IES
Antonio Machado. Biblioteca Pública de Soria.)
1º curso
Ricardo
Tovar García
María
Eusebia Alonso Catalán
Ramón
Las Heras López
Rafael
Santodomingo Díez
Luis
Perlado Calleja
José
Díez de Isla
Florentino
Latorre Calvo
José
Sánchez-Malo Granados
María
Loreto Marcos Soria
María
Cruz Gil Febrel
Carmen
Sánchez Moreno
Josefa
Lenguas Santa Ana
Carmen
Campos Panissé
2º curso
Esteban
Tello Calvo
Elías
Hernández Muñoz
Clemente
Sáenz García
Emilio
Miguel Peregrina
Teórico
Sevilla Gómez
María
de las Mercedes Oncins Andrés
Alumno de Antonio Machado (2º de Francés), Curso 1908-1909
Ignacio Carrascosa Ridruejo,1898-1965
Alumno de Antonio Machado (2º de Francés), Curso 1908-1909
Doctor en Farmacia. Casado con Doña Angela Tejedor Martínez. Tuvo tres hijos: Amador, Juan y Ángel.
De Machado decía, según su hijo Amador (Soria, 1931), que era "simpático y bueno". Un día se puso enfermo y Machado le dijo: "lo más importante es cuidarse."
Don Gervasio Manrique Hernández (Manrique de Lara)
(Osona, 1890 - Soria, 1978)
Maestro, inspector de enseñanza,
recibió el influjo del pensamiento pedagógico de la Institución Libre de
Enseñanza. Colaborador en la prensa soriana, escribió, así mismo, varios libros
sobre temas pedagógicos y locales. Entrevista realizada y emitida
por RNE (Nº 535, Cinta nº 96, 1981).
¿Qué recuerdo
guarda del poeta?
Magnífico. Era un hombre bueno. Tenía un
método muy moderno. El método que él había aprendido en la Institución Libre de
Enseñanza: el diálogo con los alumnos. Era el arte de partear los espíritus, el
arte socrático.
¿Cómo era Don
Antonio como persona?
Lo mejor que cabe. No suspendía nunca a
ningún alumno.
¿Cuál era siempre
el tono de su voz cuando hablaba?
Campanuda. Yo le oí una vez en un mitin, como
si fuera Danton, hablando con una voz potente, terrible.
¿Usted recuerda
con qué motivo fue ese mitin?
Vino aquí Hilario Ayuso, que era amigo de él,
catedrático de la Universidad de Madrid, y organizaron un mitin político, con
motivo de elecciones, en el que tomó parte D. Antonio Machado y sacó un
vozarrón tremendo.
¿Impresionaba?
Sí, sí, impresionaba. Tenía una fuerte
personalidad.
¿Recuerda cuando
leyó el maestro por primera vez sus versos?
Recién llegado a Soria, Ayuso le organizó un
recital de sus versos en el Casino La
Amistad. Y allí fuimos sus alumnos a aplaudirle, porque entonces no era
conocido en Soria.
¿Era tímido?
Muy tímido.
¿No le gustaría
entonces recitar sus versos?
No, no, había que rogarle y prepararle el
recital.
¿Qué vida solía
hacer dentro del ambiente de la ciudad?
Muy aislado. No tenía mas que dos amigos:
José María Palacio y un catedrático de literatura del Instituto, Don Emilio
Aranda.
¿El Casino de
Numancia?
No iba al Casino. Iba a tomar café al RECREO.
¿Qué horario solía
tener don Antonio Machado en Soria?
El frecuentaba la biblioteca del Instituto,
que tenía libros antiguos y manuscritos de Santa María de Huerta. Allí conoció
a un loco, El Tufa, a quien dedicó un
poema.
¿Iba a tomar café?
¿Era asiduo?
Sí, sí, al RECREO. Está en la esquina del Collado, donde ahora hay un Banco.
Era un café familiar. No había orquesta. Lo frecuentaban obreros y empleados.
Yo oí muchas veces que a don Antonio le servían en un vaso el aguardiente y en
una copita el agua.
¿Paseaba?
No mucho porque creo que tenía los pies
planos. El resto del día: su clase, el café, la biblioteca y, si acaso, sus
conversaciones con Palacio, que fue amigo fiel durante toda la vida.
¿Tuvo confianza con él?
No. Ninguna. Tuve relación con él en el
Consejo Nacional de Cultura en el que era vocal. Allí le dije que había sido
alumno suyo. Dio un paso atrás, se encandiló y me dijo: “¿y tienes buen recuerdo mío?” Allí con quien conversaba y se
encandilaba era con don Miguel de Unamuno, presidente entonces del Consejo.
¿Despertaba afecto
entre los alumnos?
Mi impresión es que los alumnos le
respetábamos entrañablemente por el prestigio que tenía. El no explicaba mas
que a los alumnos de la primera banca. Y, cuando terminaba el curso, decía: a
vosotros, sobresaliente, porque me habéis tolerado todo el curso; a los demás,
aprobado. Cuando sus compañeros le reprobaban porque aprobaba a todos, les
contestaba con ironía: una vez quise suspender a un alumno y resultó ser el
hijo de un compañero.
¿Era muy severo en
sus decisiones?
Nada, era bondadoso. Cuando formaba parte de
los tribunales de reválida, siempre se buscaba a un compañero de tribunal para
aprobar por mayoría.
¿Cómo era su
aspecto en el vestir?
Desaliñado, corpulento, grande.
¿Qué recuerda de la etapa en la que se enamoró y se casó con Leonor?
No recuerdo nada. Solo sé que en Soria
disgustó el que se enamorara de una niña. No cayó bien. Pareció a Soria una
extravagancia.
Entonces, al contraer matrimonio sufrió el impacto de que la ciudad no recibió bien este casamiento.
El tuvo siempre, creo yo, algo de resentimiento por esa razón. No sé, sin embargo, si por la mala acogida que tuvo su noviazgo o porque la gente de Castilla le impresionó.
¿Qué recuerda de
su noviazgo?
Fue muy rápido. Se casó, se fue a París y
regresó rápidamente por la enfermedad de Leonor. Lo que sí recordamos es haber
visto a don Antonio llevando a su mujer en un carrillo a tomar el sol y el
viento, al Alto de la Dehesa o al Molino de Viento, o al Paseo del Mirón con
una ternura entrañable. Eso sí que gustó a la ciudad. Se admiraba la ternura
con la que cuidaba a su esposa.
¿Tuvo don Antonio
Machado alguna intervención en el nacimiento de La Cotorra?
Yo fui el creador, el secretario. La creamos
bajo los auspicios de Don Antonio, pero él sabía mejor que nosotros que el
celtíbero rechaza el humor, de tal manera que no quiso comprometerse mucho ni
enemistarse con nadie. Nosotros fuimos los que pagamos el pato, porque, aunque
las bromas eran ingenuas, nos creó muchas enemistades.
CLEMENTE SÁENZ GARCÍA
Ingeniero de Caminos
Soria, 1897-1873
Alumno de Antonio Machado, Curso 2011-2012
Dos artículos que evocan su biografía: