III PREMIO NACIONAL ANTONIO MACHADO
Arte Visual - Arte Audiovisual - Centros Antonio Machado (España) - Poesía - Narrativa
CURSO 2018-2019
TRABAJOS PRESENTADOS Y PREMIADOS
MODALIDAD: ARTE VISUAL
Arte Visual - Arte Audiovisual - Centros Antonio Machado (España) - Poesía - Narrativa
CURSO 2018-2019
TRABAJOS PRESENTADOS Y PREMIADOS
MODALIDAD: ARTE AUDIOVISUAL
Vídeo: A orillas del Duero
Por: Enrique Mlina, Diego Varea, Rubén Haro y Alejandro Guijarro
Categoría A IES Castilla
Vídeo: Caminante no hay camino
Alvaro Pardo, Nicolás Sánchez, Diego Castilla, Fernando Gómez
Categoría A IES Castilla
Vídeo: Anoche cuando dormía
Por: Alonso de Miguel Muñoz, Démien Rivero Arche, Óscar Ciria Arche, Rafael Llorente Pascual
Categoría A IES Castilla
Vídeo: Soria pura
Por: Leire Alfaro
Categoría A IES Castilla
+++++++++++++++++++++
MODALIDAD: Centros de Enseñanza "Antonio Machado"
Vídeo: III Premio
III Premio para el IES Antonio Machado de La Línea - YouTube
***********
+++++++++++++++++++++
MODALIDAD: Centros de Enseñanza "Antonio Machado"
Vídeo: III Premio
III Premio para el IES Antonio Machado de La Línea - YouTube
***********
II Premio para el IES Antonio Machado de La Línea - YouTube
MODALIDAD: ARTE VISUAL
1º Premio Categoría B
Mariposa de la sierra. Iruela García.
Escuela de Arte y Superior de Diseño (Soria)
2º Premio Categoría B
El sueño de Machado. Brando Alejandro Aguinaga Qulumba.
Escuela de Arte y Superior de Diseño (Soria)1º Premio Categoría A
Oh, sí, conmigo vAis. Inés Bueno Fuentes.
I.E.S.O. Villa del Moncayo
2º Premio Categoría A
Yurena Herrero Domínguez
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría B
Ana Carmen Renta Poza
Escuela de Arte y Superior de Diseño
Cateogría B
Ana de Pablo García
Escuela de Arte y Superior de Diseño (Soria)
Cateogría B
Sandra Sánchez Torres
Escuela de Arte y Superior de Diseño (Soria)
Cateogría B
Fantasía monográfica. Irene Campos García
Escuela de Arte y Superior de Diseño (Soria)
Categoría A
Ainara Iglesías Burgos
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría A
Davinia Val Martín
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría A
Nerea Villares Sanz
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría B
Álvaro Fernández Jiménez
Nuestra Señora del Pilar P. P. Escolapios (Soria)
Categoría A
Elsa Moreno González
IES Virgen del Espino
Categoría A
Rosario Coloma Campos
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría A
Marcos Calvo Villar
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría A
Hirune Tello Negro
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría A
Abel García Cacho
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría A
Claudia Raso Bueno
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría A
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría A
Ariadna Calavia Sebastián
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría A
Andrea González Mangado
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Carla García Suarez
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría A
Isabel Pérez García
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría A
Cristina Jiménez Bonilla
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría A
Álvaro Alonso Carrera
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría A
Alejandro Alonso Carpintero
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría A
Nathall Rumina Quispe
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría A
Rubén Pita Pisonero
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría A
Sergio Ballesteros Domínguez
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría A
Ainhoa Fraile Guerrero
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría A
Ángel Simeonov Ivanov
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría A
Guillermo Raso Bueno I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría A
Yasmin Boughaba
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría A
Jorge Martínez Jiménez
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría A
Alexandra Elena Andrei
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría A
Iván Calvo Abad
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría A
Aroa Serrano Pérez
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría A
Edurne Fernández Orozco
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría A
Mikel Rodríguez Alonso
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría A
Aroa Martínez Pardo
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría A
Ismael Jiménez Camazón
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría A
Carla Rubio Ciriano
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría A
Jimena Bueno Fuentes
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría A
Pablo Jiménez Moya
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría A
María Alonso Carpintero
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría A
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría A
Shirley Atienza Aldas
I.E.S.O. Villa del Moncayo
Categoría A
Paula Martínez Bonilla
I.E.S.O. Villa del Moncayo
MODALIDAD:
POESÍA
1º PREMIO, CATEGORÍA A
MARÍA
MORENO
IESO
Villa del Moncayo
PALABRAS FRENTE AL MONCAYO
Sentimientos frente a una ventana
divisando, entre tanto, montañas.
Colores rojizos arropan al viento
el semblante de una caricia helada.
Molinos, quietos, en movimiento tranquilo,
escupen los males desde sus aspas,
atrapando en su graciosa inercia
la historia de muchas almas
Recortes suaves de entretiempos,
caminos llanos, moldeados o escarpados,
simbolizando, caprichosamente,
de mi vida ya momentos pasados.
Así percibo yo estas mágicas tierras,
que por los cristales del corazón reflejan
la congestión de la melancolía
y el revisamiento gélido de mis ideas.
Gracias, Ólvega, por tus encantos,
gracias a las tierras, también vecinos,
a las amables gentes, a vuestro paso,
y al corazón sosegado soriano.
**********
2º PREMIO EX AEQUO, CATEGORÍA A
BLANCA
HELENA TARABA
CRA
Tierras de Berlanga
LA TIERRA
La Tierra es redonda,
igual que un balón
y da muchas vueltas
alrededor del Sol.
Muchos años tiene
y si no la cuidamos,
en muy poco tiempo,
puede que la perdamos.
Miles de años estuvo limpia,
ahora fea y sucia está.
Si no queremos perderla,
tenemos que salvarla ya.
Sucios los mares están,
hay que limpiarlos ya.
Si no nos damos prisa,
muchos peces morirán.
Para solucionar estos problemas,
una opción hay:
respetar el medioambiente
y a la limpieza ayudar.
**********
2º PREMIO EX AEQUO, CATEGORÍA A
ANDREA
POBEL CASADO
IES
Antonio Machado
ESTAMOS A
TIEMPO
Estoy soñando y sueño
que soy un ave escondida,
que soy un oso blanco
y una jirafa dormida.
Estoy soñando y sueño
que habito entre los robles,
que paseo por el monte
y que me acuesto entre flores.
Estoy soñando y veo
que todo era un simple recuerdo
de todo aquello que me falta
porque ya no lo tengo.
Es que mi problema no es
querer algo perdido,
sino saber que ya no está
por no haberlo atendido.
**********
1º PREMIO, CATEGORÍA B
DAVID
SANTA CLOTILDE RUIZ
IES
Margarita de Fuenmayor
PRIMAVERA DÓNDE
FUISTE, PRIMAVERA DÓNDE ESTÁS
El Sol que se refleja en un
arroyo;
un caballo que bebe de sus aguas;
una abeja que agita el aire,
buscando flores;
una piedra rodando por las peñas;
un alto chopo desnudo
herido por el frío del invierno,
un conejo que asoma la cabeza,
un halcón mirando desde arriba,
una tierra yerma y agrietada,
unos campos que ya no no son
labrados,
unos árboles que ya no dan su
fruto,
un pastor sin ovejas,
preguntándose, dónde está la
primavera.
¿Se la llevaría el Queiles a su
paso por su pueblo,
o las gentes que tuvieron que
marchar?
Quizá lo sepas buen Moncayo,
que desde tu alta cumbre lo ves
todo.
¿Esconderás la primavera entre
tus faldas
o quizá en tus pinos o en tus
hayas?
Quizá se fue la primavera,
quizá la hiciéramos marchar,
mas el hombre no pierde la
esperanza
de que vuelvan las flores al
rosal.
**********
2º PREMIO, CATEGORÍA B
ÁLVARO
FERNÁNDEZ JIMÉNEZ
Nuestra
Señora del Pilar P. P. Escolapios
FRÁGIL ESPERANZA
La arena avanza con su fluir cansado,
cristales rotos llenos de esperanzas mundanas.
Los sueños se tiñen de blanco
mientras el tiempo avanza indomable.
Hemos de enfrentar nuestros pecados.
Se escuchan sollozos y súplicas,
es el viento que se siente atacado,
indefenso frente a las columnas de hollín.
Cambiemos el rumbo al que estamos derivando.
Grita el agua, con su alma teñida de negro,
entre lamentos y lloros desesperados
impotente frente al olvido imperante.
Este lugar vive agonizando.
Hogar de moscas glotonas,
inquilinas que a la tierra provocan desagrado,
pero a las que a la vez ofrece un festín tras otro.
Nuestro preciado tiempo sigue caminando,
quizás sea tarde, pero se exclama ayudad.
Una forma de corregir nuestros fracasos,
será pintar la vida de verde.
**********
1º PREMIO NARRATIVA. CATEGORÍA B
UN PASEO CON LEONOR
LUCÍA MUNILLA DEL RINCÓN
IES Antonio Machado (Soria)
Leonor
y yo hemos vuelto a nuestra tierra. A esos campos de Castilla que tanto nos
gustaban y por los que tantas veces paseamos. Y he notado el silencio. Un
silencio oscuro, duro, y sin esperanza. Los campos, a los que yo tanto canté,
estaban vacíos. ¿Dónde estaban los benditos labradores, los sufridos ganaderos
de merinas? ¿Dónde están los niños, las doncellas y las madres? Catilla sigue
siendo miserable, pero más que cuando mi amada y yo vivíamos en ella.
Comenzamos
a caminar. Esperábamos encontrar a alguien que nos pudiera explicar la
situación. Después de un rato vimos a un anciano, sentado en la plaza del
lugar. Tenía la piel cuarteada, como si le hubiera dado el sol durante sus años
de juventud. Tenías los ojos entornados. Nos acercamos y le preguntamos dónde
estaban los mozos de aquellas tierras. Nos explicó que todos comenzaron a irse,
las casas se fueron cerrando, las plazas se quedaron sin niños, los campos se
quedaron baldíos y comenzaron a nacer malas hierbas. La tienda se cerró, el
panadero ya no amasaba, el médico solo venía una vez a la semana y al maestro
le dieron plaza en otro colegio. Sólo quedamos los viejos, nos dijo con
amargura, ¿quién va a querer vivir aquí? Esto es la España vaciada, la España
olvidada.
Cogí
a Leonor de la mano y nos fuimos a buscar otras realidades. Llegamos a la
ciudad. A la nuestra. A esa Soria que me cambió la vida y el ánimo. Habían
pasado tantos años… Pero allí seguía su castillo guerrero, sus portales con los
mismos escudos, su río Duero con la curva de ballesta, su olmo seco, el mismo
herido por el rayo y su campana de la audiencia que cuando yo salía del
instituto, de mis amadas clases de francés. Ven Leonor, vamos a ver tu casa.
Pero no estaba. Se había convertido en un edificio de pisos mucho más modernos.
Algo es algo. Pero el pulso de la ciudad era parecido. Gente tranquila,
abnegada, de las que no dan problemas. Y por eso, el tiempo se ha parado. Los
mozos se van, los niños comenzarán a irse, las casas se irán cerrando y las
malas hierbas comenzarán a brotar. Dentro de poco, como en los pueblos, solo
quedarán los viejos. Y sentí que la tristeza me paralizaba. Vamonos Leonor.
Cojamos el tren y vayamos a Sevilla, a mi Sevilla. Pero, ¿qué tren? Ni siquiera
se han acordado de Soria ni para el tren.
Ya
llegamos. Mira Leonor, los olivares siguen dando fruto en los campos de
Andalucía. Qué diferentes de esta Sevilla de la que yo dejé. Sigue estando mi
Parque de María Luisa, mi Giralda, mi Torre del Oro. Pero hay vida en la calle.
Todo es algarabía y gente por todas las esquinas. Y niños, y mozas y mozos, y
ancianos de pelo cano paseando. Quizás es aquí donde se han ido las gentes de
los pueblos vacíos. Esta ciudad no se muere, sus jóvenes no se van, sus niños
seguirán jugando en las plazas y llenando de risas el aire, sus casas no se
cerrarán, y no habrá malas hierbas escalando por los muros.
Y
por la noche, sentado con Leonor, pensaba, la vieja Castilla se desangra, se
nos muere. ¿Nadie va a hacer nada por ella? Lo olvidaba… el doctor sólo viene
un día a la semana.
2º
PREMIO NARRATIVA. CATEGORÍA B
EL
POETA Y LA NATURALEZA
FRANCISCO
MARTÍNEZ GARCÍA
IES Antonio Machado (Soria)
Un
día de primavera, paseando por el río de mi pequeña ciudad, me encontré a un
hombre que vestía muy elegante y lucía un sombrero negro como el tizón. Este
señor sostenía una pequeña libreta y una hermosa pluma empapada de tinta,
además, estaba sentado en el pasto bajo la hermosa ermita de San Saturio,
situada en una zona rocosa de aquella montaña paralela.
Yo,
sorprendido al ver a aquel hombre tan peculiar, me acerqué a él junto con mi
carretilla llena de hortalizas de mi cercana huerta y le pregunté quién era. Él
me respondió que solo era un hombre, que solo necesitaba inspiración y que
escribía poesía. Seguido de decirme eso, me invitó a sentarme con él y me
mostró algunos de sus poemas. Estos me encantaron. Y por último me enseñó lo
que estaba escribiendo en esos momentos, el cual, hablaba sobre la naturaleza y
las choperas del río, quejándose de lo olvidado que teníamos el Duero los
sorianos.
Después
de enseñarme sus poemas, le invité a pasear por las cercanías, pero antes le
dejé mi carretilla a mi hijo, que justo pasaba por el camino junto a sus
amigos, para que se la llevase a casa. Paseamos durante varias horas y le
estuve enseñando toda la flora y fauna que nos encontrábamos por el camino.
Antonio iba anotando todo lo que le iba contando, de manera que, cuando lo
llevé a cenar a mi humilde casa, junto a mi mujer y mi hijo, al terminar se
puso otra vez a escribir. ¡No se separaba ni de su pluma ni de su cuaderno!
Al
día siguiente, me lo encontré otra vez en el mismo sitio donde le conocí y
volví a quedarme con él. Esta vez estaba observando un fresno que se encontraba
al lado del río y unos momentos después de que yo llegara, me explicó que para
él la naturaleza de Soria le parecía la más bonita de España y que le daba
mucha pena lo abandonada que la teníamos los sorianos. Después le pregunté en
qué estaba trabajando en esos momento, y él me dijo que iba a empezar a
trabajar en un Instituto como profesor, principalmente como profesor de
francés.
Pasaron
los días y día tras día lo encontraba allí abajo, en San Prudencio, siempre con
su libreta y su pluma, y llevando el mismo atuendo tan señorial. Me
impresionaba el valor que tenía para estar en ese lugar a tan bajas
temperaturas y el amor que tenía a la naturaleza, además del amor a la ciudad.
Me enteré que estaba empezando a salir con una chica soriana, llamada Leonor,
hija de la posadera donde él se alojaba.
Poco tardó Antonio en
casarse con ella. Recuerdo que fue un 20 de julio de 1909. Yo mismo estuve en
aquella boda, y en mi opinión creo que fue uno de los momentos más importantes
de mi vida, ver cómo se casaba mi amigo. Pero la alegría no duró muchos años
más. En 1912, Leonor falleció de tuberculosis, una de las enfermedades más
peligrosas de aquella época. Posteriormente, cuando estalló la guerra civil
española, Antonio se fue a Francia para huir de esta. Así que ese fue el fin de
nuestra relación de amistad. Yo me quedé con la naturaleza y él con la poesía.
**********
1º PREMIO
CATEGORÍA A
PINETA, UN VALLE VIVO
Leyre
Floria García,
Miriam
Mur Domper,
María
González las Heras
y
Lucía Orensa Roige
Colegio Salesiano
Santo Domingo Savio
(Monzón, Huesca)
Desde
lo alto del valle de Pineta se observaba un espectáculo de naturaleza propio de
la primavera. Los pájaros jugaban en la orilla del río, que ya no estaba
congelada. Los fríos vientos invernales ya habían pasado para darle la
bienvenida a la primavera. El paisaje estaba lleno de colores y vida. Se
respiraba paz y tranquilidad. El cielo era de color azul intenso acorde con el
reflejo que provocaba en el Cinca. La cascada nacía en lo alto de una montaña,
con un agua pura y cristalina.
El
Cinca orquestaba hasta el más pequeño recondijo del valle de Pineta con sus
murmullos y sus silencios, discurría por este como un ser libre, adolescente e
inaccesible. El sonido del viento movía las hojas de los pinos y secaba sus
toscas cortezas. Y yo desde lo lejos observaba algo tan caótica y hermoso, al
mismo tiempo que un huracán de sentimientos revoloteaba en lo más profundo de
mí haciéndome sentir insignificante y agradecido.
Los
viejos montes me observaban como almas en pena que vagaban sin un rumbo fijo y
me veía reflejado en ellos. Me sentía aturdido en este enorme valle donde las
montañas se perdían en el horizonte. El pequeño riachuelo seguía su curso para
luego convertirse en un gran río caudaloso y poderoso. Era una pequeña estrella
en un inmenso mar de astros, y dentro de mí llovía. Una tempestad de tristeza
me acechaba.
La
soledad me invadía por dentro, aún mirando el paisaje, sentía ese vacío tan
profundo que no podía llenar con nada, como cuando la perdición llegó a mi vida
y Leonor se fue de ella, estaba en paz, pero ya no. Observaba la nieve
deshacerse y asomar los primeros brotes de hierba, aparentaban ser fuertes pero
a la vez débiles ya que sus pequeñas raíces no iban a poder soportar todas y
cada una de las pisadas de los transeúntes, que con ignorancia los
destrozarían.
Las
luces que resplandecían en aquel valle oscuro, fueron extendiéndose hasta
formar una cúpula, que protegía cada uno de los pasos que hacían hundirme, lo
que significaba que la alegría, la esperanza y la fuerza, me hacían reflexionar
y aprender sobre lo sucedido.
Respiraba
tristeza en todos los lugares de este valle lleno de alegría, donde lo único
que yo podía recordar eran todos nuestros momentos. Tantas flores a mi
alrededor y la flor que yo deseaba ya estaba marchita.
Pero
así como hay más peces en el mar, yo tenía cientos de majestuosas flores
rozándome los tobillos y me sentí en paz. Me sentí como si todos esos recuerdos
ya no me hundieran, sino que se soltaban de mi espalda y me dejaban avanzar.
Los
coloridos insectos componían canciones con sus ligeros zumbidos, y conversaban
entre ellos. Los saltamontes conquistaban el paisaje brincando entre las
hierbas silvestres. Una colorida mariposa salió del capullo y comenzó a
desplegar sus amplias alas y a volar sabiendo que ya no estaba anclada al suelo
y era libre para evolucionar y continuar su vida.
**********
2º PREMIO NARRATIVA. CATEGORÍA A
LA VIDA EN EL PUEBLO
ALBA BARCONES
BARCA
CRA Tierras de Berlanga
Una
niña llamada Alba vivía en una gran ciudad llamada Airos. Ella era muy feliz.
Allí tenía sus amigos, su familia, su casa,… Pero un día, su padre fue a su
trabajo de oficinista y su jefe parecía enfadado. Al final, su padre acabó
despedido y Alba se puso muy triste.
Al
cabo de unas semanas, su padre volvió a encontrar trabajo. Alba se puso muy
feliz, pero lo que ella no sabía era que se tendrían que mudar a un pueblo
llamado Berlanga de Duero. A Alba no le hizo ninguna gracia esta noticia y se
enfadó con su padre. Pero, al llegar al pueblo, Alba se enamoró de él, ya que
Berlanga tiene muchísima vegetación y también un castillo precioso.
Cuando
llegaron a su casa, Alba estaba muy contenta y quiso salir a ver el pueblo. Su
padre accedió muy fácilmente. Alba se encontró a una niña mientras paseaba por
la arboleda. Se llamaba Gema y era muy amigable. Alba y ella se hicieron muy
amigas y siempre iban a la arboleda, la cual estaba llena de árboles y pasaba
un largo río llamado el río Escalote.
Más
tarde, conoció a un niño llamado Álvaro, al cual le gustaba mucho la naturaleza
y le enseño a Alba un montón de animales y de plantas que había en el pueblo.
El
día en el que llegaron al pueblo era sábado y Alba tenía muchas ganas de que
llegara el lunes para ir al colegio con sus amigos y amigas, ya que ella se lo
pasaba muy bien con ellos y disfrutaba paseando por las bonitas calles de
Berlanga.
El
lunes, Alba estaba muy emocionada porque era su primer día de colegio e hizo
muchos amigos. Uno de ellos era Luna. A ella le gustaba mucho patinar y
siempre, después del colegio, se iba al polideportivo a patinar. Alba siempre
había querido aprender a patinar y en ese momento tenía una oportunidad
increíble para aprender, así que un día se fue con ella a patinar. Lun le dejó
unos patines blancos con las ruedas rojas y a Alaba le gustaban mucho. Alba,
aunque se caía, se volvía a levantar porque ella quería ser como Luna, así que
no se rindió.
Al
cabo de unos meses, Alba aprendió a patinar, se aprendió las especies de
plantas que hay en Berlanga y se dio cuenta de que eso le encantaba. Le gustaba
mucho la biología también, así que un día decidió irse a patinar a la arboleda
donde conoció a Gema.
Alba
pensaba que la vida en la ciudad era la mejor, pero al llegar al pueblo
descubrió que la vida en un pueblo es mucho mejor.
OTROS TRABAJOS PRESENTADOS
A RAFAEL
Julia Burrell abadías
Soe Hbacale Malo
María Sallen Donoso
Juan Espiuga Ortiz
Colegio Salesiano Santo Domingo Savio
(Monzón, Huesca)
Querido amigo Rafael, te escribo desde
Monzón.
Después de acabar mis estudios decidí
hacer un viaje, recorriendo España y visitando los lugares ocultos que poca
gente conoce. La verdad es que andaba algo falto de inspiración, y por mucho
que lo intentaba no lograba escribir ni un verso, así que decidí buscar los
lugares más insólitos y recónditos empezando por Aragón. En este lugar hay
mucho para explorar y el tiempo pasa demasiado rápido.
Acabo de comenzar mi viaje y ya está dando
sus frutos. Como te he dicho, estoy alojado en Monzón, en una modesta pensión,
ya sabes que no me gustan los hoteles y además no me los puedo costear, que ha
resultado ser el inicio de la ruta. Llevo aquí un par de días y pienso quedarme
algunos más. En este tiempo no he parado quieto ni un segundo, empeñado en encontrar algún lugar que me inspirase.
Finalmente lo he logrado.
Pude encontrar parajes de inspiración como
el Valle de Pineta y Monte Perdido, allí lo que más me llamó la atención fue el
nacimiento del Río Cinca, ¿lo conoces? El río pasa por las afueras del pueblo y
forma parte del día a día de la gente de Monzón. Siempre hay alguien cerca de
él, y ese fue el motivo que me llevó a visitar su nacimiento, para buscar un
sitio más tranquilo y desentrañar la belleza del río plasmándolo en mis textos.
Fue un paseo inolvidable. Tuve que caminar
más de dos horas pero mereció la pena solo por ver el paisaje desplegado ante
mis ojos. Era una visión deslumbrante para mí, tremendamente inspiradora, y
supongo que cualquier apasionado de la naturaleza opinará igual. De vez en cuando me paraba a escribir alguna idea que me
venía a la cabeza de repente. Debe de ser un lugar tocado por las musas. ¿Cómo
no, con toda esa belleza?
La mañana había dado mucho de sí, así que decidí
descansar y seguir explorando nuevos lugares. Por la tarde, cambié de aires y
fui a la chopera. Soplaba una pequeña brisa y las hojas de los árboles se
movían lentamente y mientras contemplaba el paisaje decidí escribir un poco
sobre él.
El día siguiente era soleado y por fin,
después de una excursión tremendamente gratificante, encontré lo que andaba
buscando: el río Cinca. Ese río era puro y sus aguas cristalinas, ese río
estaba muy bien cuidado y daba muy buena impresión de Monzón verlo. Cerca del
río había unas mesas y bancos para pasar el rato, aproveché ese bonito lugar
para tomar mi almuerzo y observar el precioso Río Cinca, no me importaba
permanecer allí todo el día, la belleza del río me había cautivado.
No hay paisaje comparable al nacimiento
del Cinca. Igual que compararnos unos con otros, comparar el Cinca con el
Duero, resultaba del todo inservible. La forma en que la montaña se inclinaba
ante el cauce del río, reverenciando sus aguas cristalinas y fieras, que
parecían querer arrastrar el mundo a la aventura y recorrer los pueblos
prestando su ayuda… era asombrosa. Mirándolo desde la distancia, aquel paraje
parecía una criatura más viva que el ser latente que suelo percibir en la
naturaleza. Se acentuaba la vida que allí existía, y me hacía sentir más vivo
de lo que recordaba posible. Contemplando los árboles; verdes, altos,
brillantes; inclinándose a la orilla del río, como bailando al son de una
canción que no podía escuchar, sentí el anhelo por lo perdido, la esperanza por
lo futuro, el cariño por lo pasado, y me puse a escribir lo que me dictaba mi
alma.
Me acompañaron las garzas, que se paseaban
por las orillas del Cinca y, de vez en cuando, contemplaban curiosas mi
trabajo. Tal vez se preguntaban si las estaría describiendo, y si lo hacía
bien. De haberlo hecho probablemente me hubiera fijado en su postura elegante,
sus suaves plumas susurrantes y su mirada inteligente. Pero no lo hice. Mi
atención se centraba en el río y en mi propia cabeza, a donde acudían sin cesar
las ideas.
Oía el murmullo de las cascadas de fondo, como un eco
cercano. En su curso alto, el Cinca desciende por un terreno muy inclinado y
abundan las cascadas, las aguas transparentes y limpias.
Amigo, deberías venir a contemplar los maravillosos
ecosistemas de Aragón. Dan mucho de sí para escribir sobre sus paisajes
empedrados y sus cristalinas aguas que corren raudas por su ancho cauce.
Mientras observo estos paisajes tan bonitos me inspiro para escribir poesía, la
poesía surge espontáneamente en mí.
Nunca había visto un sitio igual. Aquí es
todo muy impresionante. Sin embargo, en el
camino de vuelta a casa y durante el tiempo que he pasado aquí me he dado
cuenta de la forma en que tratan al río. Hay un puñado de apasionados, tales
como yo, que respetan el Cinca, su flora, su fauna y todo lo que aporta y
representa. Esos son los que pasan el día recorriéndolo, disfrutando de sus
aguas y su paisaje; los que protestan e intentan que los demás vean lo que
ellos ven: que el río es importante, que su río es importante, y que deben
cuidarlo. Pero mucha gente, lamento profundamente decirlo, no lo respeta en
absoluto. A pesar de tenerlo a su lado cada día, y ver cómo empeora lentamente,
no prestan atención. Es algo que siempre ha estado allí y que, creen ellos,
siempre estará. No caen en la cuenta de que, por su falta de intención, el río
se está intoxicando, está mermando, está muriendo. Tal vez no desaparezca del
todo, tal vez siga allí siempre, pero estará como algo inerte e inservible.
Algo de lo que sus hijos no podrán disfrutar. Y esto me duele en lo más
profundo del alma.
Imagino, Rafael, que tu pensarás parecido.
Pero ha llegado la hora de que siga mi camino, y con esto me despido. Podría
seguir escribiéndote cien hojas más, pero no quiero quitarte demasiado tiempo,
así que hasta el próximo destino, amigo mío.
LAS
DOS CARAS OPUESTAS DE LA MONEDA MONTISONENSE
David Herbera Blanco
Anayat Ullah Nawaz
Javier Vidaller Carbonell
David González Alonso
Colegio Salesiano Santo Domingo Savio (Monzón, Huesca)
Una mañana sombría y húmeda de invierno nos
encontrábamos en la contemplada tierra de Monzón, una zona muy industrial en la
que se puede observar los distintos elementos naturales que componen esta maravillosa
villa.
En nuestra visita resaltamos dos tipos de paisajes
totalmente distintos:
-
Las
loberas con un ambiente seco y con poca vegetación y
-
la
chopera donde abunda una gran vegetación contrastada por el río Cinca.
En primer lugar, iniciaremos nuestra ruta por el
parque de la Jacilla, en el entorno del río Sosa, en el que predomina un
ambiente primaveral a pesar de encontrarnos en invierno, en el que se nota el
alargue del día, el alba empieza a clarear; cambiando las oscuras nubes por el
resplandeciente sol.
Nos adentramos en un ambiente de vegetación donde la
flora montisonense es propia del entorno del Cinca medio, dentro de la familia
arbórea, los chopos son el árbol típico y que más abunda.
La chopera es una plantación donde la intervención
del ser humano ha sido imprescindible para encontrarnos hoy con este ambiente,
la cercana situación al río Cinca favorece el suministro acuático de la
vegetación colindante al río ya que el agua es el principal factor limitante
para el cultivo de chopos.
En esta ribera nos podemos encontrar todo tipo de
herbáceos desde los más primitivos hasta los que se han ido depositando con el
paso de los años, entre ellos destacan los olmos y sauces los cuales dan cobijo
a una gran cantidad de aves.
Y hablando de la fauna existe una gran biodiversidad
podemos encontrar anfibios como los rechonchos sapos que durante el invierno se
esconden hasta llegar la primavera, reptiles como pequeñas culebras inofensivas
para el ser humano, mamíferos entre los que destacan los conejos y rabosas.
En la Chopera ha habido una aparición humana la cual
ha creado un pasaje donde las familias montisonenses pueden disfrutar de la
naturaleza adentrándose en un ambiente calmado y esperanzador que les permite
alejarse del ámbito industrial del centro.
Desde un punto de vista objetivo usaría una
abundancia de adjetivación describiendo este paraje de la localidad
montisonense donde como he dicho, aún estando cerca de un ámbito industrial se
mantiene en perfecto estado.
Nos encontramos ahora en las loberas,
el lado opuesto del paisaje del río Cinca, un paraje hostil, prácticamente sin
vegetación y que nos hace sentir soledad y desesperación, totalmente contrario
al paisaje del río que transmite esperanza y prosperidad.
Sus senderos estrechos y serpenteantes
dan la sensación de adentrarse en un lugar sin vida.
En estos sasos, formados por y
modificados por el paso del Río Cinca hace millones de años, podemos observar
las diferentes capas horizontales donde antiguamente se depositaron los
sedimentos y que resalta por las diferencias geológicas con su no muy lejano
vecino, los Pirineos, que pocos kilómetros después de Monzón se aprecia como
las formaciones empiezan a inclinarse hasta conseguir alturas de hasta 3404
metros como el gigante Aneto.
En esta época del año, podemos ver
cómo van apareciendo pequeñas florecillas, amarillas y puntiagudas, que parecen
dar una gota de vida y esperanza.
En toda esta extensión captamos
también árboles como las carrascas, que son de hoja perenne y muy eficaz para
este tipo de entorno donde el agua escasea y le obliga a fabricar esas hojas
pequeñas y que no se desprenden en invierno, para poder obtener energía
haciendo la fotosíntesis, es la otra cara de la moneda comparando con los
chopos del Río que, al tener abundancia de agua, se pueden permitir esas hojas
grandes y con fecha de caducidad.
En estos términos y en estas fechas
comenzamos a ver abejas revoloteando cerca de las pocas flores jóvenes que hay.
También comenzamos a distinguir
pequeños y esféricos excrementos, deduciendo que se tratan de los pequeños
mamíferos muy comunes llamados conejos, donde aquí sí que encuentran su comida
y consiguen hacer perfectamente sus cados.
Reconocemos también el canto de las
perdices, unas aves pequeñas y con el lomo rojizo, que van en bandadas y tienen
un característico cantar.
Desde estas formaciones tenemos una
gran visión periférica que nos permite ver muchos kilómetros a la redonda y
tener controlada toda la depresión de río Cinca. Un gran ejemplo de esta
ventaja es el castillo de Monzón, donde los templarios ya se dieron cuenta de
esto y lo aprovecharon eficazmente.
El sonido que genera el roce de los
zapatos con la gravilla del camino permite evadirse como si se tratase de una
tranquilizante melodía.
El aspecto mullido de algunas plantas invita
a tumbarse y gozar de las buenas temperaturas, tan esperadas tras el invierno,
pero en realidad son plantas muy rígidas que cuadran con el entorno,
recordándonos otra vez el paraje hostil en el que nos encontramos y resaltando
otra vez las muchas diferencias entre las ariscas loberas y la suave chopera.
LA NATURALEZA DE MACHADO
Sofía Uriol Balbín
Ana Lardiés Vilarrubí
Lucas Calderón Rojas
Juan Morillo Carnicero
Colegio Salesiano Santo Domingo Savio (Monzón, Huesca)
Si
Antonio Machado se hubiera trasladado a nuestra localidad de Monzón después de
la muerte de su esposa, Leonor Izquierdo, posiblemente él habría comparado su
situación sentimental con los árboles del entorno de la ciudad ya que son de
hoja caduca porque en su mayoría son chopos, “Populus Nigra”. Es decir, él
tiene que renovarse y debería dejar de lado la tristeza que tiene por la
pérdida de su amada para así poder seguir con su vida y poder superarlo, como
hacen los árboles (caducos), ya que estos cambian de hojas para mantenerse
renovados y fuertes.
Para
hacer esto, él necesita una fuente de motivación y fuerza para superar su
pasado y la melancolía que aún siente. Para la vegetación de Monzón, esta
fuente sería el río Cinca ya que todo su entorno vive de este. El río Cinca,
nace en el precioso y admirable Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido en el
Pirineo Aragonés. Este río ha servido a lo largo de los años para suministrar a
los pueblos de sus alrededores, ya que, en la antigüedad, muchos pueblos se
ubicaron cerca de este por la gran fuente de recursos que suponía. Esta fuente
para él sería enamorarse de nuevo o entretenerse mediante la escritura de un
nuevo trabajo.
El
trabajo que habría empezado estaría influenciado por el ambiente y
contaminación de Monzón. Este ambiente está acorde con la naturaleza, pero
sería totalmente interrumpido por las revoluciones industriales ya que en esa
zona se establecieron muchas fábricas metalúrgicas, siderúrgicas y agrónomas.
Por
desgracia, a día de hoy, el Cinca es un río muy mal cuidado, desde tiempos
atrás, ya que allí siempre se han tirado los desechos de las fábricas cercanas
(Monzón aún concentra un gran número de fábricas a su alrededor desde siempre)
o simplemente basura. Por eso seguramente el lucharía con su pluma, como luego
lo hizo en la guerra, por conservar este medioambiente porque entendería su
gran importancia ya que habría reflejado su necesidad de tener un “río” para
superar sus problemas personales en la situación de necesidad que tiene la
vegetación para subsistir con el río.
Machado
habría luchado por conservar la naturaleza de la zona y el río, esto se habría
visto reflejado en sus obras que habrían tenido una faceta más ecológica y
luchadora, en vez de tan pesimista. Encima, la lucha por estos derechos le
serviría para alejarse del recuerdo de la muerte de su esposa. Seguramente, él
habría concienciado a más personas para unirse a la causa ecologista, y Monzón
no sería en la actualidad tan perjudicial para el medioambiente y gozaría de un
río más sano.
Gracias
a sus paseos, Machado habría avistado a la especie de pájaro “el Abejaruco“, y
habría asociado sus cantos con las agradables charlas que hacía con su amada,
las cuales seguiría añorando aunque estos le servirían como medicina para su
tristeza. Pero por la contaminación de las industrias, estas aves cambiarían sus
trayectos de migración, cambiando su paso por Monzón hacia otra localidad.
Entonces Machado lucharía para restaurar su trayecto original intercediendo en
los planes de las industrias causantes de los gases invernadero, que producen
un cambio climático descontrolado de la zona, para así volver a oír a su amada
y recordarla con más alegría.
Recordando
lo anterior, él sacará su vena más luchadora y política, lo cual nos hace
pensar que este llegaría a ser un miembro de la escuela de Monzón, para así
concentrar más poder y tener más influencia en las decisiones que se tomaran.
Si esto hubiera pasado, él tendría una política cercana al pueblo que defendiera
sus derechos y libertades. Por supuesto, también estaría de parte de la fauna y
flora.
En
cambio, en Monzón hay una ermita de la época de Machado, por lo cual, si él se
hubiera ofrecido ermitaño de ésta para aislarse de la sociedad pensando que
sería su cura, aislarse en ella sólo serviría para encontrar aún más tristeza y
no poder superarlo nunca.
En
resumen, llegaría a Monzón y tras ver la importancia de su fauna y flora y su
continua destrucción, él tendría una lucha continua con el ambiente poco medioambiental
de la ciudad y a la vez tendría una lucha interna por superar sus propios
sentimientos melancólicos.